El disco del día: Peter Tosh

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«La pulsación vital, espiritual, no se pierde intente lo que intente; Tosh era un profeta rasta nato, transmitía con todo lo que hacía, podía arriesgarse por el palo de lo comercial porque siempre había hondura en sus canciones»

Peter Tosh
“1978-1987”
ROLLING STONES RECORDS/EMI

 

 

Texto: DARÍO VICO.
 

 

Al final, Peter tuvo razón, la sombra de Bob era demasiado alargada. En los Wailers, Marley y Tosh eran como Jagger y Richards. A él le tocó ser el segundo, claro, pero al contrario que a Kiz, a quien más o menos se la pelaba, ser el tipo que está detrás del otro tipo le daba mucho por culo. Por muy rastafari que fuera y mucha ganja que se fumara, nunca acabó de asumir que cuando los Wailers ficharon por Island, Chris Blackwell pusiera por delante a Marley, su jeromo y su nombre, así que se las piró. La siguiente vez que se encontró con Marley fue en el festival One Love, en la primavera de 1978, en Kingston; Bob había planeado el evento como un regreso triunfal y en paz a la isla, tras su intento de asesinato y etc, y de hecho asistieron miles de rastafaris de base, pero también unos cuantos caudillos y políticos simpatizantes para hacerse la foto. Fue Tosh el que les retrató a ellos, lanzando asonadas entre tema y tema de un furioso set, mientras se fumaba un canuto del tamaño de un V2. Marley tuvo que templar los ánimos…

Jagger y su cohorte (no está confirmado que Kiz también, quizás se perdió entre los humos) estaban allí para ver a Marley, pero se quedaron con Tosh. Total, que aquella noche ofrecieron a Peter formar parte de su nuevo sello, Rolling Stones Records. Tosh ya había grabado antes un par de discos para la CBS, bastante buenos, de reggae combativo, “Legalize it” (1975) y “Equal rights” (1977), pero estaba un poco hasta los cojones de la compañía porque no vendía nada. Y en aquella época, fueras rastafari o hippy, punk o maricón de playa, lo que querías era vender discos porque, entre otras cosas, era sinónimo de que llegabas a la gente. Así que Tosh (como le contaría escuetamente a Ángel Casas años después en una entrevista televisiva, justo un par de días después curiosamente de que se despenalizara en nuestro país el consumo de marihuana) dijo que OK, que vale.

Editado en 1978, “Bush doctor” fue el primer disco de Peter Tosh para Rolling Stones Records y creo que de hecho el primero de un artista que no fueran sus satánicas para el sello. Jagger y Richards se lo curraron; los Glimmer Twins aparecen como productores ejecutivos (Tosh y Robbie Shakespeare firman la producción), Mick metió voces y grabó un dueto con Peter, una versión del ‘Don’t look back’ de los Temptations, y Richards puso voces aquí y allá. Tosh fue de gira ese verano de telonero de los Stones (hay que decir que tenía un directo tan impactante como errático) salió en la tele yanqui (Jagger apareció cantando con él en «Saturday night live») y vendió moderadamente bien. “Bush doctor” fue un disco abierto a un público no estrictamente rasta, un álbum menos afilado que sus dos primeros para CBS, con un sonido muy «radio friendly», pero con chicha. Estaba claro que Tosh había visto la posibilidad de repetir el éxito de Marley y no quería desaprovecharla…

Pero Tosh no era Marley. Para empezar, a esas alturas, no era intocable, como Bob, para la policía jamaicana, y es que las autoridades no se olvidaban de las afrentas en público y en directo. Así que le fueron a buscar al estudio y le pegaron una paliza que le dejó tocado para los años siguientes. Tosh necesitó desde entonces períodos de descanso prolongados entre grabación y gira, pero no cejó; en 1979 editó “Mystic man”, un ligero regreso a los orígenes, y en 1981 “Wanted dread and alive”. A esas alturas, Jagger y Richards ya no le cogían el teléfono, y Peter comenzó a cabrearse. Así que se piró del sello, pero antes dejó una pequeña anécdota para la leyenda: Kiz le había dejado su villa jamaicana para que viviera allí, pero un día le mandó recado de que desalojara, que se iba a pasar una temporadita y quería tranquilidad. Aquí hay dos versiones; en una, Kiz acude a la mansión, Tosh la ha llenado de cabras, y le recibe apuntándole con una pistola y exigiéndole más promoción para sus discos. Kiz huye. En la otra, es Kiz quien se presenta armado con un machete, con Tosh saliendo disimuladamente por la puerta de servicio. Elegid.

Coñas aparte, Tosh deja tres buenos elepés para el sello estoniano (de lo mejor de su catálogo), aunque bien es cierto que son discos «muy de época» que posiblemente a los adeptos al reggae pureta no acaben de convencer; Tosh era un tipo militante y de lengua fácil, pero desde chaval había bebido de la música popular y había entendido perfectamente que su pretensión era abrir las orejas al mayor número de gente posible gracias a ella, no lo contrario. Tosh aplica su radar a todo lo que suena alrededor y lo usa para vender su mensaje; en este sentido, es el primer gangsta de la historia, un tipo duro, con mensaje barrial, actitud beligerante y talento y cerebro para hacer con todo eso algo que venda y suene en las radios, en los guetos y los antros de blanquitos pijos pero enrollados. Eso sí, la pulsación vital, espiritual, no se pierde intente lo que intente; Tosh era un profeta rasta nato, transmitía con todo lo que hacía, podía arriesgarse por el palo de lo comercial porque siempre había hondura en sus canciones. Progresivamente, además, fue perfeccionando un camino de regresión en cada uno de los discos de este periodo, que devolvían al Tosh más pureta, pero al mismo tiempo más empapado de influencias, más sabio.

Tosh permanecería en EMI, ya sin estar ligado a J&R, por un par de discos más, “Mama Africa” (1983) y tras un paréntesis de reconversión vital (estuvo precisamente por África, buscando sus raíces y esas cosas) el más flojete, “No nuclear war”. Su penúltimo, el ya mentado “Mama África”, y primero tras su emancipación estoniana, es el que mejor se vendió, curiosamente, en parte gracias a la versión de ‘Johnny B. Goode’. Con Marley ya cadáver y mito, Tosh se empeñaba en reclamar su trono y lo hacía con un disco bastante potente, en lo musical y en su mensaje, pero una vez más, Marley era demasiado tocho para él. El álbum molaba y se despachó bien, pero no era suficiente.

Marley le ganó una vez más, la última, en la muerte. En 1987, de regreso a la isla, unos delincuentes se colaron en su casa (uno de ellos le conocía porque Tosh le había ayudado a encontrar curro, tras salir de la casa). Le pidieron la pela, Peter adujo que no tenía. Estuvieron horas argumentando. Unos colegas de Tosh llegaron, se encontraron con el pastel, los macarras se pusieron nerviosos y se liaron a pegar tiros en la cabeza a todo bicho (aún) viviente. Dos colegas cayeron aquella tarde, uno era Peter. Incomprensiblemente, él no se convirtió en un mito. Solo queda su pequeña leyenda.

Pdta. Bueno, y toda esta historia viene a que EMI ha reeditado, en una cajita doble de cedé, de esas que casi no se ven, toda la discografía ya mencionada que Tosh grabó para ellos, los tres discos para el sello de los Stones, los dos postreros, y de bonus un disco entero de tomas extra bastante interesante y un directo que deja claro que Peter Tosh era un tipo muy serio sobre el escenario, cuando no estaba nublado. Bien presentado, escuetamente reseñado en el folletito de créditos, y baratísimo, seis cedés por algo más de quince pavos. Recomendadísimo. Hombre, no es como aquel vinilo del “Bush doctor” que tenía mi padre (y ahora conservo yo), con la lengua estoniana en la galleta, pero mola.

Anterior disco del día: “Skanish sound. Jamaican influenced music from Spain 1964-1972″.

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