El disco del día: Paul Weller

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«La electrónica y cierta influencia del krautrock, el rock progresivo y experimental alemán de principios de los años setenta del siglo pasado, dominan sobre el conjunto»

Paul Weller
«Sonik kicks»
ISLAND

 

 

Texto: ÀLEX ORÓ.

 

 

Paul Weller ha vuelto a ser número uno de las listas de ventas de discos británicas con “Sonik licks”, su undécimo elepé desde que inició su carrera en solitario a principios de los noventa. Es el único artista británico que ha conseguido situar sus discos en lo más alto de esa lista en las últimas cuatro décadas. Lo consiguió como líder de The Jam en 1982 con “The gift”, el último trabajo del trío revivalista mod. Repitió la jugada en 1985 con “Our favorite shop”, la obra cumbre de The Style Council, la formación orientada a la música de baile que compartía con Mike Talbot. En el 95 le llegó el turno a “Stanley road”, su tercer álbum en solitario, en el 2002 a “Ilumination” y en 2008 a “22 dreams”. Weller consigue su cuarto número uno en solitario con 30.000 copias despachadas en la primera semana de venta. Hace un par de años, “Wake up the nation” llegó al segundo puesto de los charts con 52.000 copias, cifras que demuestran que la caída de ventas de discos afecta también a los grandes nombres de la industria del rock británica. No obstante, pocos músicos tienen unas credenciales como las que presenta Weller, un hombre que forma parte del “mainstream” británico pero también es capaz de atraer público de otros sectores y por eso se ha convertido en una institución cultural entre los súbditos de su graciosa majestad Isabel II y un magnífico ejemplo de que el rock puede servir de ascensor social (Weller proviene de una humildísima familia de clase trabajadora).

Esta transversalidad a la hora de generar complicidades y captar nuevos seguidores es debido a que, a lo largo de su ya dilatada carrera, Paul Weller ha sido capaz de dar asombrosos giros artísticos ya sea por voluntad propia (la finiquitación de The Jam en su momento de mayor éxito) o forzado por las circunstancias (la negativa de Polydor a editar el último disco de The Style Council). “Sonik kicks” es el tercer capítulo del giro estilístico iniciado en 2008 con “22 dreams”, que dejó atrás el rock de sabor añejo, típicamente inglés con influencias soul del primer tramo de su carrera en solitario. En este nuevo trabajo, el “modfather” apuesta por seguir la receta “sónica” que tan bien le funcionó en el ya citado “22 dreams” y el vigoroso “Wake up the nation”. Con Simon Dine, su socio creativo en los últimos años ha tejido catorce temas en los que la electrónica y cierta influencia del krautrock, el rock progresivo y experimental alemán de principios de los años setenta del siglo pasado, dominan sobre el conjunto. Weller no renuncia totalmente a su pasado y hay instantes de notable influencia psicodélica en los pasajes de guitarras, folk, jazz, soul e incluso algunos momentos de reggae, una de las pasiones secretas del de Woking.

El disco se abre con ‘Green’, un tema que supone una declaración de intenciones. Efectos y más efectos electrónico-psicodélicos sobre un estribillo notable. La electrónica también domina en canciones tan vibrantes como ‘Around the lake’ o ‘Dragonfly’, que quedan algo sobrecargadas con tanta parafernalia sonora a la vez que pierden esa calidez tan característica de las composiciones de Weller. En ‘When your garden’s overgrown’ se corrige esta tendencia mientras que en el single ‘That dangerous age’, la electrónica se convierte, en cambio, en un aliado. Es precisamente este tema uno de los momentos más logrados de “Sonik kicks”, con una letra que nos habla de las preocupaciones de un hombre de mediana edad. La crítica británica ha querido ver influencias del flamenco en ‘Drifters’, aunque al que suscribe le parece “simplemente” uno de los momentos más psicodélicos de éste elepé de Weller. Uno de los momentos más emotivos del disco llega con ‘Study in blue’, cantada con su esposa Hannah, y ‘Be happy children’, dedicada, quizás, a sus gemelos de pocos meses, que se suman a la extensa prole concebida por el “modftaher” con sus diferentes parejas a lo largo de las últimas décadas. No es la primera vez que Weller dedica canciones a sus hijos. Ya lo hizo en el 93 con ‘Moon on your pyjamas’ del elepé “Wild wood” o ‘Sweet pea’ de «Heliocentric» (2000).

“Sonick kicks” no sorprende como «22 dreams” ni tiene la garra de “Wake up the Nation”. Da la sensación que Weller y Dine se han pasado de frenada con sus ganas de innovar o que la excelente acogida de los dos discos citados les haya emborrachado, sonoramente hablando, y les haya empujado a llevar al extremo una fórmula que les había dado excelentes resultados. No obstante, el disco aglutina canciones de calidad incontestable que merecen nuestro reconocimiento y que seguro que se convierten en clásicos del repertorio de Weller. Entre cero y diez, esta vez al modftaher le damos un 6,5.

Anterior disco del día: Carter Tutti Void.

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