El disco del día: Los Autonautas

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«Desparpajo, descaro, una sana intención de hacer saltar y un brillo en las canciones que las hacen únicas, tan deliberadamente rancias como la portada, pero a la vez tan actuales»

Los Autonautas
«Lo que quiero»
AUDIOMATIC

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Si quieren un grupo de puro pop, pimpante, juguetón, consciente de que depurar la canción la hace más explosiva, acudan a los Autonautas, únicos en lo suyo. Bajo la batuta de César Sánchez, la radiante presencia de Clara Collantes y la incorporación de dos miembros más, facturan un segundo disco que se hace imprescindible en esos momentos en que se necesita recarga de energía. Y entonces uno lo reproduce y no lo deja de reproducir en todo el día. Ejemplo memorable es ‘Estrellita’, impresionante homenaje a Estrella Castro con una melodía adherente y una convicción infranqueable, destellos guitarreros y adornos –guau, esas castañuelas– de imaginación lujosa. Esto quiere señalar que estudian los compases, pero a la vez son conscientes de que sin voltios no hay nada que hacer.

Sin bajar el nivel, siguen pildorazos, la luminosa burbuja ultrapop de ‘Lo que quiero’, suena a sesentas o los coros en ‘De viaje’ con unos «uhuh» que manejan la canción como si fuera plastilina. El señor César Sánchez se ha pasado años como músico de orquesta de verbenas, así que sabe aplicar a sus tempos el guiño amable, manejar al oyente, intuir cuando se precisa determinada actitud. No me hagan mucho caso, pero a pesar de la aparente ligereza de las canciones, se notan tras ellas leguas de carretera y de estar a un metro escaso de su auditorio. También se traza por ello su componente de sincretismo, el revisar todas las tradiciones musicales que vienen desde los años cincuenta y juntarlas en un magma unitario y pirotécnico que no se percibe aliado artificiosamente.

Se desliza también cierto toque femenino, la composición de Clara en ‘Tiburones blancos’ y los cálidos coros de Kiki d’Akí la hacen más cuidada, con un fraseo casi lisérgico. Pero en esencia lo que aporta el disco es desparpajo, descaro, una sana intención de hacer saltar y un brillo en las canciones que las hacen únicas, tan deliberadamente rancias como la portada, pero a la vez tan actuales; sin que nada en especial asombre, pero con un agradable cosquilleo general. Vitaminas con regusto a azúcar, ya pocos pueden hacer lo que ellos y divertirse como ellos.

Anterior disco del día: Vinicius Cantuaria.

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