El disco del día: Espanto

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«Los que ya los seguían no reconocerán en la amplitud de miras de este abanico de canciones a su querido dúo riojano, que parece querer tocar todos los palos del rock»

Espanto
«Rock’n’roll»
AUSTROHÚNGARO

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Teresa y Luis formaron en Logroño el dúo Espanto. Los espíritus atentos a nuevas propuestas, a la música que destaca ante todo por su personalidad, los acogieron de inmediato, entre ellos el sello Birra y Perdiz, que hizo correr un par de discos. Su escasa distribución hizo que las canciones, plagadas de costumbrismo ácido y de personajes estrambóticos, únicamente llegaran a aficionados muy activos. La desaparición de su sello madre agravó aún más una situación que ha conseguido solventarse con la aparición de Austrohúngaro, su nuevo sello oficial. Y por ello les ha preparado con calma, con cuidado, un disco. Y menudo disco.

Cabe decir que Espanto se han reinventado, ha desaparecido ese aire vainiqueño, esa naturalidad entre asombrada y puñetera, y se han convertido en otro grupo. Los que ya los seguían no reconocerán en la amplitud de miras de este abanico de canciones a su querido dúo riojano, que parece querer tocar todos los palos del rock. Hagamos una primera parada; hay un par de cortes que sobresalen a la primera escucha: ‘Panteras’ y la que da nombre al conjunto, ambas están sostenidas por columnas de guitarras pétreas, envolventes, magnéticas; quizás la primera más sesentera y la segunda casi glam y con apaños electrónicos, como un cruce entre Donna Summers y Dr. Feelgood.

Pero el disco es mucho más que un guitarreo retro, se sostiene en decenas de aspectos y variaciones. Ahí está el sucinto valsecito minimalista de la triste ‘Los hombres’ o el aire popular de ‘Sonámbulamente’. En ambas –en todo el disco, quizás- se despiertan tramas simbólicas en las letras, casi bíblicas. En ocasiones se carga de lirismo y absurdo surrealista, lorquiano diría, la canción; es el caso de ‘Hijos’; y como ‘Poeta en Nueva York’ es un alarido desesperado de naturalidad.

Estos dos polos, con las estaciones intermedias, se representan en ‘Pelea en el barrio’, hiriente y desquiciada casi hasta el paroxismo, y el insondable amor por el rock que supura la magnética, obsesiva ‘Jagger y Richards’. Eso sí, absténganse espíritus convencionales; Espanto se han colado en la categoría de grupos para sensibilidades que quieren ir más allá y junto con Los Punsetes representan ese país de la aparente frialdad, de la cierta incandescencia.

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