El disco del día: David Myhr

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«Quizás David Myhr no ha hecho un disco que marque ni tendencias, pero es tan agradable escucharlo, queda su recuerdo tan gratamente en la memoria que será, en este sentido, un disco de cabecera.

David Myhr
«Soundshine»
ROCK INDIANA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.
 

 

Pocos discos han aparecido en los últimos tiempos con guitarras de aire tan celestial como «Soundshine» de David Myhr. Ya ‘Never mine’, con ese aire preciosista de los grupos de cámara de los sesenta –hablamos de The Hollies, The Zombies o The Choir– y como ellos bien empapada de coros y detalles en los arreglos, da la clave para un despliegue de canciones inusual, de secreta magia instrumental. Y continúa la labor hasta ese final con sinfonía floral que es ‘Ride along’, cuya belleza solventa la única tacha de las composiciones, el abusar a veces de desarrollos finales artificialmente impostados en canciones que con un final más seco dejarían más aroma.

Porque al fin y al cabo lo que consigue el antiguo líder de los Merrymakers es música de jardín, con tantos colores y tantos perfumes como los que se adivinan en las flores que ilustran la carátula; recoleta, húmeda, soleada… ‘Looking for a Life’ es buen ejemplo, como es ejemplo ‘Got you where he wanted’ de la amplitud de sonidos: esa voz que entra un segundo antes de que descarguen las guitarras va moldeando una canción que es puro Elvis Costello, tan nuevaolera como ‘Wanderlust’, que atiende más a la herencia de The Rubinoos. Alegría contagiosa, lustrosos artefactos de pop dorado.

Porque si hemos destacado una mancha en el disco también hay una enorme virtud, el asumir bajo una evidente impronta de pop risueño diversas tradiciones. Están las que hemos citado, pero también unos coros Beach Boys en un envoltorio Raspberries en ‘I love the feeling’ y un aire general a esos grupos de los noventa como los Red Kross o los Jellyfish que defendían el territorio y toda la alegría desbordante de California en ‘Loveblind’ o en las deliciosas trompetas, airosas, versallescas de ‘Get it Right’. Y al mismo tiempo la lentitud de violines de ‘The one’ precisa un aire más tierno y dulzón.

Quizás David Myhr no ha hecho un disco que marque ni tendencias ni etapas, pero es tan agradable escucharlo, queda su recuerdo tan gratamente en la memoria que será, en este sentido, un disco de cabecera.

Anterior disco del día: “The Rough Guide to celtic women”.


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