El disco del día: Amaral

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«Afortunadamente, Amaral tiene algo de valor inalterable que les sitúa por encima de discusiones bizantinas: talento y buenas canciones»

Amaral
«Hacia lo salvaje»
ANTÁRTIDA

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

Al igual que Diego Vasallo fue alejándose (y se alejó) del Cabaret Pop para indagar en la esencia de la canción, en los sentimientos que destila en bruto, Amaral andan en ese mismo camino. Con claras diferencias sonoras, pero a la captura de la emoción más primigenia. Primero con «Gato negro, dragón rojo» y mucho más claramente en su giro «Hacia lo salvaje».

Aquí los textos son fundamentales para subrayar todo esto. Relatan historias y personajes situados en el ángulo muerto que Lapido maneja tan bien. El brillo y la emoción de Eva al cantar desgarra más de lo previsto. La historia de ‘Rosita’ («Amaral», 1998) o ‘Salir corriendo’ («Estrella de mar», 2002) tienen una amarga continuación en el tema que da título al disco. Esa es la línea argumental de «Hacia lo salvaje». Y Eva y Juan bordan esa desesperación, esas vidas tan atractivas como dolorosas, capaces de dibujarte una sonrisa y hacerte temblar al mismo tiempo como lo hacían los protagonistas del «Barrio» que filmó Fernando León. O si prefieren un referente musical, ‘Buena chica’ de Los Secretos encaja perfectamente.

Se me hace un nudo en la garganta si pienso en ‘Robin Hood’, ‘Cuando suba la marea’, ‘Hoy es el principio del final’ o ‘Si las calles pudieran hablar’. Quizá este es el éxito de cualquier buena canción, despertar sentimientos, hondas sensaciones tal y como lo hacen Amaral en esta inédita entrega. La grabación, la mezcla, la producción compartida con Juan de Dios Martín, la instrumentación más directa y sobria… Todo parece pensado con ese fin. Así debió concebirse el disco completamente en acústico que acompaña la edición especial de «Hacia lo salvaje»: mismo repertorio, mismo orden, pero recogiendo el momento de la creación de cada tema, libre de arreglos y trucos de estudio que puedan despistar de lo narrado. El diseño, sus colores, dibujos, fotos e imaginario acaban de cerrar este círculo valiente que han trazado Juan y Eva. «Termonuclear» de Coque Malla, y este «Hacia lo salvaje» comparten esa pasión, esa búsqueda por una conexión más sentimental con aquel que decida dedicar su tiempo a escuchar buenas canciones, sin más. Bien es cierto que Amaral no dan opción al vals, al guiño del optimismo que Coque sí se permite. En cualquier caso, ambas obras coinciden en un mismo año: artistas valientes que se han conectado al sentimiento sin descuidar su clara destreza musical.

A propósito de las etiquetas y de lanzarse definitivamente a través de Antártida, su propio sello, se ha podido ver y leer en revistas musicales especializadas en lo suyo y en ellos mismos frases del tipo «a ver cómo les va a Amaral en el terreno indie» o «Amaral hacia lo indie». También a ultrafans anotar que Amaral pierden comba al no preocuparse en llegar al puesto que otrora dejara huérfano Mecano o similar… Las canciones que alguien compone y quiere compartir son de todos, cada uno interpreta y opina como lo siente; pero los grupos son de los grupos. Y que Amaral haga lo que quiera, lo que sienta, es, sencillamente, de agradecer. Deberíamos felicitarnos por ello y no someterlos a dudas. Por no hablar de la estrategia del reconocimiento al recibir un Disco de Plata Europeo por la Asociación Europea de Sellos Independientes, ¿no es lo mismo que han hecho toda la vida las «multis» y la prensa servil que las rodeaba? Si el norte fuera el sur sería lo mismo pero al revés, como dijo aquel. Afortunadamente, Amaral tiene algo de valor inalterable que les sitúa por encima de discusiones bizantinas: talento y buenas canciones.

Anterior disco del día: Las Rubias del Norte.

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