El Club de las BSO: Rock y electrónica en el cine, una señal de los nuevos tiempos

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“En ocasiones la banda sonora de ‘Jack y la mecánica del corazón’ (como la película) es bastante curiosa y esquizofrénica, pero se vuelve interesante especialmente cuando utiliza los ya conocidos temas del disco y versiones rock como ‘When the saints go marchin’ in’ o incluso el famoso ‘Malagueña’”

 

Fernando Fernández rompe los tópicos de la llamada “música clásica” en el cine, y desmenuza las bandas sonoras de “Jack y la mecánica del corazón” y “Una noche para sobrevivir”.

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

La semana pasada mencionaba que el sonido clásico seguía siendo una referencia básica al hablar de música de cine. Probablemente ese sea un concepto que mucho aficionado, al margen de que sea seguidor habitual o esporádico, sigue teniendo. Y al igual que ocurre con cualquier otro estilo de música, existe una evolución constante y una búsqueda de sonidos y ritmos en cada época.

A priori muchas personas relacionan la música de cine con la música clásica. Es evidente que el componente orquestal y coral suele ser el más habitual en la misma, pero no es el único, ni se utiliza como si aún estuviéramos en el siglo XV. Si algo bueno tiene la música de cine es que utilizar un estilo más clásico o uno más moderno le proporciona un punto más de personalidad y estilo a la propia película. Es la habilidad del creador (en este caso el compositor) en conjunción con la historia y las imágenes, la que nos permite disfrutar más o menos de la misma. Incluso poder disfrutar de manera aislada de ella o no.

Lanzo al aire esta reflexión porque esta semana vamos a fijar la mirada en dos bandas sonoras que pueden servir de ejemplo a esa modernidad o inclusión de música que a priori no puede considerarse “clásica” en el sentido genérico del término. Al igual que con la “música que se canta y se baila”, está “música que no se baila” incluye una multitud de géneros y estilos infinitos. La música del cine también utiliza elementos actuales y modernos en su composición.

 

“Jack y la mecánica del corazón”

Damos paso al primer ejemplo. Una película de animación que se estrena con un año de retraso, principalmente porque no debían saber muy bien qué hacer con ella. Si no llega a ser por el cierto éxito de su autor y de la historia en que está basada. “Jack y la mecánica del corazón” (“Jack et la mecanique du coeur”) es el resultado de la evolución natural por la que ha pasado su creador, el multi-talentoso Mathias Malzieu. Y su historia es realmente entretenida.

Malzieu es el principal miembro de la banda de pop-rock francesa Dionysos, los cuales publicaron hace varios años un álbum conceptual con el mismo título de la película y que tuvo una importante repercusión. Esa repercusión llegó porque su autor, Mathias Malzieu, publicó al año siguiente la novela y obtuvo un importante éxito en Francia. Dicha historia tenía un gran valor personal para Malzieu, y casi a continuación se puso a trabajar con la productora de Luc Besson para llevarla al cine. La cinta se encuentra ya en nuestras pantallas, gracias a su trabajo y al de Stephane Berla, conocido realizador de videoclips de la banda Dionysos y realizador publicitario.

El resultado final es una historia cargada de surrealismo, no para todos los públicos (no toda la animación es para niños, por favor) y para la que Malzieu y su banda han regrabado su álbum anterior, añadiendo bastante música nueva. Cuenta con muchas de las conocidas y pegadizas canciones del disco, interpretadas en francés, inglés y español, que aparecen a lo largo de la película. En ocasiones como si de un musical se tratara, y otras con un estilo más cercano al de un diálogo musicado. Varía, incluso, entre ese pop-rock convencional y momentos de rock y rhythm & blues más duros. Esto consigue que en ocasiones la banda sonora (como la película) sea bastante curiosa y esquizofrénica, pero se vuelve interesante especialmente cuando utiliza los ya conocidos temas del disco, o cuando realiza versiones rock como ‘When the saints go marchin’ in’ o incluso el famoso ‘Malagueña’. El resultado final es, al menos, interesante. Sin realmente poder encasillarlo dentro del musical animado, pero con una banda sonora completamente cantada en un estilo pop-rock, cuyas letras son las encargadas de desarrollar las emociones y sentimientos de todos los personajes de esta curiosa historia.

 

“Una noche para sobrevivir”

Un título más convencional es el nuevo thriller del español –afincado en Hollywood– Jaume Collet-Serra y su tercera colaboración con uno de los actuales reyes del cine de acción, el irlandés Liam Neeson. “Una noche para sobrevivir” (“Run all night”) nos cuenta una –ya típica– historia de venganza entre gangsters. Pero como es habitual en proyectos de este tipo, cargada de acción y adrenalina.

Al no poder contar con su compositor habitual, John Ottman (ocupado con el próximo título de la Patrulla X), ha recurrido a uno de los nuevos nombres del actual panorama musical del cine. Tom Holkenborg es un conocido DJ y productor musical al que se le reconocerá por su nombre artístico, Junkie XL. Este músico comenzó su trabajo en cine hace un par de años, bajo la tutela del omnipresente Hans Zimmer, pero ha ido labrándose su propio nombre y espacio en este mundo, especialmente con el que va a ser su próximo trabajo para el regreso de Mad Max a las salas de cine con “Mad max: fury road”.

Curiosamente, “Una noche para sobrevivir” es su trabajo casi más clásico. No, no es que no haya electrónica. La hay. Y mucha. Sobre todo sirve de base a las diversas escenas de acción y violencia de la película. Una electrónica que se mueve en dos niveles: por un lado, ambiental, como base a la que se incorporan el resto de elementos melódicos, o manteniéndose como atmósfera de suspense. Por otro, adrenalítica, con ritmos, “scratches”, distorsiones y diversos efectos percusivos que sirven para reforzar con fuerza la tensión de la historia.

Esta parte es casi la más convencional, puesto que en este tipo de películas casi se da por hecho. Sin embargo, Holkenborg aprovecha los elementos personales y emocionales de los protagonistas para introducir melodías e instrumentos solistas como piano, chelo y otras secciones de la orquesta. Esa música es más habitual encontrarla en películas de corte más dramático que en este tipo de cine, pero aquí son los elementos más destacados, los que le proporcionan más vida. Eso sí: adelanto que el “choque” de ambos estilos no va a convencer a más de uno, sobre todo a los seguidores de un estilo y otro. Pero es de agradecer el intento de proporcionar a la música una mayor profundidad y contenido que la simple descarga de adrenalina. También es verdad que hay compositores que han realizado esta mezcla de manera más original, como Steven Price y su música para “Fury”, pero al menos le da más interés de lo esperado.

Aquí lo dejamos. La semana que viene, ligera en cuanto a estrenos musicales, aprovecharé para dar un vistazo a algunas bandas sonoras –interesantes y curiosas– que se han publicado en fechas posteriores a su estreno en nuestras salas. Volveremos sobre ellas. Es lo bueno que tiene estar en este club.

 

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