El Club de las BSO: Los estilos musicales clásicos nunca mueren

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La música de Horner en “El último lobo” se encuentra cargada de nobleza y aventuras, con un cierto toque de drama y peligro donde es necesario

 

Esta semana analizamos la música del último filme protagonizado por Johnny Depp, “Mortdecai”, la de la cinta japonesa “La casa del tejado rojo” y la banda sonora de la cinta franco-china“El último lobo”.

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

Ya estamos de regreso de las vacaciones y, como podéis ver, sin que decaiga el ritmo musical que se disfruta en nuestras pantallas y fuera de ellas. Hay varios títulos sobre los que voy a fijar la mirada, en esta ocasión con música y melodías de corte bastante clásico en su sonido y estilo.

“Mortdecai”

La primera de ellas es la que, a priori, podía pensarse que tiene un sonido más actual, sobre todo por la aparición del nombre del productor Mark Ronson en los créditos de la composición junto a Geoff Zanelli. “Mortdecai” es una especie de farsa sobre un experto en arte que trabajará para el MI5 inglés intentando localizar un cuadro de Goya robado que guarda la clave del oro nazi. Con un Johnny Depp absolutamente desatado e histriónico, probablemente su versión que menos me gusta, la película es un intento de recuperar el aire de las comedias de robo e intriga de los años 60, cuyo referente más directo podría ser la serie de “La Pantera Rosa”.

Evidentemente, ni Depp le llega a canillas a Peter Sellers, ni la música consigue que recordemos a Henry Mancini, por mucho que lo intente. La banda sonora tiene un poco casi de todo. Intenta mantener ese tono “big-band” que tan bien utiliza Mancini en este estilo de películas, y la música sirve para darle un ritmo y una intriga más cómicos a la película. A esto le añaden momentos con toques de aire oriental, como sacados de la clásica película “de chinos” de los 70, y en algunas escenas tiene aires latinos y salseros. También aprovecha para introducir un coro masculino de aire claramente soviético, referencias clásicas a Bach y ya, finalmente, otros momentos con aire algo más funky, como sacado de alguna de las películas de la serie “Shaft”. Con esto os podéis hacer una idea del terreno en el que Zanelli va navegando.

El principal problema es que la partitura se centra excesivamente en el aire de suspense e intriga, dándole un tono mucho más serio del que la película puede necesitar. Esa mezcla de tonos musicales no le proporciona comedia, y aunque el tono intriga-espías-thriller-big-band es el más habitual, el conjunto parece excesivamente esquizofrénico. Hay películas modernas que han sabido jugar con este género con bastante mejor fortuna, la serie de “Austin Powers” sale bastante mejor parada en este sentido. La intervención de Mark Ronson con una de las canciones, con un delicioso aire retro e interpretada por Miles Kane en “Johanna”, es uno de los momentos más destacados de toda la banda sonora. Un clasicazo, que se convierte en el tema principal de la partitura. Aún así, está a años luz del trabajo del maestro Mancini.

 

“La casa del tejado rojo”

Algo más clásico es el estreno casi sorpresa –porque llegan contados estos títulos a nuestro país… si llegan– de “La casa del tejado rojo” (Chiisai Ouchi). La película del veterano Yoji Yamada, que realizó con 84 años, se aleja de sus títulos más conocidos, como la serie “Tora-San” (compuesta ni más ni menos que por 39 películas) o su trilogía de samuráis (“Twilight samurai”, “The hidden blade” y “Love and honour”). Cuenta la historia de una criada que trabajaba en una pequeña casa con tejado rojo en Tokyo, que se desvela cuando su sobrino descubre su libro de memorias. Uno de esos dramas japoneses que de manera poética y delicada suelen llegar del lejano oriente.

Uno de los elementos más destacados es la deliciosa música que el veterano Joe Hisaishi ha compuesto de nuevo a las órdenes del director. La banda sonora está basada en dos temas: un delicado vals con aires casi franceses y un tema principal que simboliza el destino de las personas. Estos temas son omnipresentes en una banda sonora utilizada con mucha discreción por el director. No hay ni treinta minutos de música en una película de más de dos horas y cuarto de duración, pero es una nueva demostración de la clase y calidad de este compositor.

El tono “francés” que mencionaba en el vals, así como el delicado sonido de la sección de cuerdas y vientos en el tema del destino, le proporciona un precioso tono melancólico a la música. Al mismo tiempo genera una sensación de memorias y recuerdos en la historia sin tener que recurrir a música de la época, sólo con las emociones y sensaciones que la música transmite. No hay un video mejor que este tráiler de la distribuidora española, pero al menos la música utilizada es la original de la película. La banda sonora sólo se publicó en Japón el año pasado, y conseguirla desgraciadamente no es muy sencillo.

“El último lobo”

Si tuviera que destacar una banda sonora de entre los estrenos de esta semana, sería la de la última película de Jean-Jacques Annaud: “El último lobo” (“Le dernier loup”). Por tercera vez en su carrera, Annaud centra su especial mirada al mundo animal como protagonista de su película. Las dos anteriores (“El oso” y “Dos hermanos”) son auténticos ejemplos de gran cine de aventuras y de amor por la naturaleza, por no hablar de un auténtico dominio de la narrativa visual por parte del director.

Curiosamente, y a pesar de ser su compositor más habitual, es la primera vez que cuenta con el talento de James Horner para una de estas películas. Y el resultado es absolutamente clásico y maravilloso: una de esas composiciones grandiosas y expansivas perfectas para este tipo de espectáculos cinematográficos. Horner desarrolla un tema principal que parece entroncar con el espíritu de esos lobos de las estepas de Mongolia, con voces y orquestación étnica en momentos, que permite acercarnos a aquellas lejanas tierras, pero tan sutil como para no ahogar la partitura en él.

La música de Horner se encuentra cargada de nobleza y aventuras, con un cierto toque de drama y peligro donde es necesario. Una partitura cargada de melodías que nos lleva de viaje a otros parajes y mundos, y que nos llena de la emoción que embarga a sus protagonistas. Una de esas clásicas bandas sonoras que es inevitable no escuchar una y otra vez, y nunca cansarse de ella. No sólo la película es absolutamente recomendable, la banda sonora es una gozada. Si no habéis tenido oportunidad de disfrutarla, es una de las razones por las que celebro que seáis parte de este club y podáis descubrirla.

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