El Club de las BSO: “Legend”, una partitura con clase

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“Con un tono grave y casi elegíaco, Burwell nos transporta en ‘Legend’ nos transporta a los años 60 y al Londres oscuro del hampa, especialmente con un tema principal que parece sacado de una película de gangsters clásica. Una partitura cargada de clase, pero que pasa muy desapercibida porque no intenta llamar la atención sobre si misma”

 

Dramas, exorcismos, zombis y algún que otro romance se cuelan entre los últimos estrenos de la cartelera, en el que sobresalen trabajos musicales como el de “Legend” y “Joy”.

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

Acabadas las fiestas navideñas, los primeros estrenos han sido principalmente películas serias o con temática de adultos, por lo que sus bandas sonoras están plagadas de música dramática y atmosférica.

 

“No es mi tipo”, música de Frederic Vercheval

 

La más ligera de todas es este nuevo drama romántico francés, que narra el romance entre un filosofo y una peluquera en una pequeña ciudad de provincia. La nueva película de Lucas Belvaux es una de estas historias en que la mayor duda estriba en si las grandes diferencias personales entre los protagonistas harán que sigan juntos o no.

A los mandos musicales se encuentra Frederic Vercheval, un músico belga, muy conocido en los círculos de jazz y que se ha encontrado tres veces nominado a los Magritte (Premios de la Academia Cinematográfica Belga) a la mejor banda sonora. Entre las nominaciones, también la de este trabajo, salpicado de canciones tan conocidas como ‘I will survive’, que acompañan a la protagonista en sus salidas nocturnas y ayudan a expresar los sentimientos que no sabe verbalizar.

Por su parte, Vercheval nos presenta una partitura incidental mucho más dramática y triste de lo que tal vez podríamos esperarnos, con el piano como principal protagonista y sin dejar mucho aire a la imaginación ni a los sentimientos y emociones. Con un tono lánguido y marcado por ritmo casi de reloj, la música parece reflejar la vida en esta tranquila y aburrida ciudad. A pesar de la presencia de ritmo, piano y cuerdas, sin embargo, la música es bastante carente de emoción.

 

“Joy”, música de David Campbell & West Dylan Thordson

 

Este drama nos muestra a una clásica familia distópica americana que tanto les gusta a los cineastas independientes del otro lado del charco, pero con cierto caché. Se trata de la nueva película de David O’Russell, que repite reparto protagonista con el que triunfó en los Oscar hace un par de años con “El lado bueno de las cosas”. Y de nuevo Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y Robert De Niro están estupendos, al igual que la película. El problema es que el público ha hecho que pase muy desapercibida y dudo que tenga demasiada presencia en los premios de este año.

Lo que sí cambia es el compositor de la música, de la que se encargan David Campbell, estrenándose en el terreno (aunque es el arreglista habitual de Beck) y las guitarras de West Dylan Thordson). Buena parte del protagonismo se lo llevan las conocidas canciones que se encuentran repartidas a lo largo de la película. Pero la música de los dos compositores se encarga de llenar los espacios perfectamente para dar el pequeño punto de emociones necesario, sobre todo con los dos temas principales a piano, el que sirve de base a la protagonista ‘Joy’, y a orquesta el que sirve de tema de amor. Sencillos, simples y directos, con momentos en que la música se vuelve muy “vieja escuela”, y cuando la guitarra de Thordson se vuelve protagonista, la música gana carácter y tono americano. Una musica discreta, pero que completa la película perfectamente.

 

“Legend”, música de Carter Burwell

 

El otro título de prestigio de la semana es del guionista y escritor Brian Helgeland, una nueva puesta al día de la historia de los temibles Hermanos Kray, jefes del hampa de Londres e interpretados ambos por Tom Hardy. Una de esas caras que está empezando a hacerse muy conocida. Una pelicula seca y dura, como es habitual en su director, pero que también parece haberse descolgado finalmente por su carrera a los premios.

A cargo de su banda sonora, un estupendo compositor que llevaba algunos años desaparecido pero que parece estarse recuperando con estupendos trabajos desde el año pasado. Carter Burwell demuestra que sigue siendo un compositor con un toque y un estilo especiales, capaz de componer música que tiene un tono moderno y urbano, pero sin necesidad de caer en los tópicos habituales en los que cae en la actualidad, especialmente géneros como este del thriller. Es uno de esos compositores que no terminan de destacar entre los aficionados, a pesar de demostrar siempre que tiene una gran clase y estilo, mientras se mantiene original a sí mismo. En esta ocasión desarrolla una música a medio camino entre un jazz moderno y una clásica partitura orquestal dramática. Con un tono grave y casi elegíaco, nos transporta a los años 60 y al Londres oscuro del hampa, especialmente con un tema principal que parece sacado de una película de gangsters clásica. Una partitura cargada de clase, pero que pasa muy desapercibida porque no intenta llamar la atención sobre si misma.

 

 

“Maggie”, música de David Wingo

 

Otra de las novedades es el regreso de Arnold Schwarzenegger en un papel muy poco habitual, en el que encarna al padre de una chica que sufre los efectos de un virus que lentamente convierte a sus victimas en zombies. Una película de Henry Hobson que enfoca el manido tema de los zombies y lo plantea desde un punto de vista intimo y personal, con un Schwarzenegger que no ha cobrado un duro por protagonizar esta película.

De su banda sonora se ha encargado David Wingo, uno de los habituales en el cine independiente, surgido de la hornada de músicos cercanos al rock y al pop independiente, entre los que destacó por su interés en la experimentación y la música atmosférica y ambiental, que suele ser el tono habitual de sus partituras. Esta no se desmarca en absoluto de ese sello, además porque el tono triste y deprimente de ese mundo y de la historia es apropiado para ello. Y al mismo tiempo no deja de lado la oportunidad de convertirse en el centro emocional y oscuro de ese padre sacrificado. Aunque la música se centra en un sonido de chelo repetitivo y lánguido, la incorporación de otros elementos de cuerda va añadiendo un cierto tono trágico más emocionante a la música. Una de esas partituras oscuras y depresivas, pero que aportan gran parte de la sensación dramática que necesita la historia, manteniendo esos elementos más intimistas y personales de la película.

 

“Exorcismo en el Vaticano”, música de Joseph Bishara

 

La última película de esta entrega es una cinta de posesiones diabólicas y malignas y diseñada para hacer pasar un mal rato al espectador. Angela Homes es una chica normal de 27 años que comienza a producir daños y muerte en todos los que la rodean. Holmes es examinada, pero la posesión se muestra como una fuerza satánica más poderosa de lo que se habían imaginado. Todo queda en manos del padre Lozano para que no solo libere el alma de Angela, sino que haga que el mundo conforme lo conocemos siga tal cual. Mark Neveldine, ahora separado de su compañero David Taylor, nos sigue asaltando los sentidos con una película de trama ya de sobra conocida.

Para la banda sonora ha contado con uno de los maestros para la música más experimental y terrorifica de los ultimos años, Joseph Bishara. Es responsable de las partituras para la saga “Insidious”, “The conjuring” y “Annabelle”, y todo un experto en crear la música más aterradora posible para este tipo de historias. En esta ocasión no defrauda lo más mínimo. Con su música uno debe estar absolutamente en tensión en todo momento y estar preparado para cualquier cosa, incluyendo ese sonido sucio y tratado de los violines marca de la casa. La banda sonora es música ambiental en su más pura extensión, y con muchos elementos de diseño de sonido incorporados. Evidentemente no es un músico que sea del gusto de buena parte de los aficionados, pero su capacidad de crear esas atmósferas malsanas es magnifica, y aquí lo demuestra una vez más, incluso cuando no incorpora tantos momentos terroríficos como podríamos esperar. Consigue que estemos en todo momento preparados para lo peor, emocionalmente hablando.

 

 

Anterior entrega de El Club de las BSO: “Aviones de papel”, una partitura memorable.

 

 

 

 

 

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