El Club de las BSO: Falta de originalidad en Hollywood

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poltergeist-22-05-15

“‘Poltergeist’ es una de esas películas que el tiempo ha hecho casi perfectas, incluyendo la partitura original compuesta por el legendario Jerry Goldsmith cuando se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera. ¿Cómo enfrentarse a realizar un proyecto con esos antecedentes?”

 

Hollywood no es siempre perfecto: ni sus películas, ni sus bandas sonoras. Así lo corrobora esta semana Fernando Fernández, crítico con los estrenos ­–y sus músicas– que llegan a la cartelera, entre ellos el remake de “Poltergeist”.

 

 

Una sección de FERNANDO FERNÁNDEZ.

 

 

Los estrenos de esta semana sirven para plantear un tema clásico: la falta de originalidad en las propuestas de Hollywood. El debate tiene su truco, porque es innegable que Hollywood tiene muchas cosas, buenas y malas, pero la originalidad no es que sea uno de sus fuertes. Trasladándolo al mundo de la música, habría que debatir si la culpa de esa falta de originalidad es parte del sistema o hay más factores que la potencian. En mi opinión, las grandes producciones de Hollywood son tan originales como productoras y público les dejamos ser.

“Con la magia en los zapatos”

Comenzamos con uno esos títulos que lleva escrito “proyecto típico de Hollywood” por todos lados. “Con la magia en los zapatos” es el nuevo largo protagonizado por ese extraño actor cómico que es Adam Sandler, realizado para ensalzarlo, con un cierto toque serio que en ocasiones imprime a sus películas. Su principal problema es la originalidad: va cargada de calidad en su reparto y elementos técnicos, pero su historia (un pobre hombre al que se le da la oportunidad de poder ponerse en los zapatos de los demás y poder cambiar su vida personal) la hemos visto mil veces, en alguna ocasión al propio Sandler.

En la música hay dos nombres de reconocido prestigio, uno ya veterano y uno casi recién llegado: John Debney (“La Pasión de Cristo”) y Nick Urata (“Paddington”), aunque el 90% del trabajo incluido en la banda sonora viene acreditado por el primero. La partitura trae una pegadiza melodía de claro corte gitano-hebreo que se identifica con la nacionalidad y personalidad de su protagonista, con un pequeño toque jazz en ocasiones. Muy alegre y vitalista, la música es original y nos preparar perfectamente para una comedia diferente de las típicas comedias burdas, tiene ese toque con algo más de clase. La lástima es que esa singularidad se acaba demasiado pronto. El intento de realizar una película con un mensaje más serio y dramático de lo habitual termina contagiándose a la música. Primero lo hace con un cierto toque de intriga y tensión, que consigue mantener el estilo de sonido y atmósfera en la música. Pero progresivamente va cargándose de sentido más dramático, sin mantener el tono original inicial de la música. Cae en tonos más emocionales, con algo de intriga y acción, que consiguen hacer sentir a la banda sonora en su escucha aislada como pesada y algo reiterativa. Pierde fuerza según va desarrollándose, sin terminar de volver a recuperar el interés de sus primeros quince minutos. Una pena que la banda sonora, como la película, no terminen de funcionar.

“Caza al asesino”

Otro género “cargado de originalidad” en el Hollywood actual es el de las venganzas o el retorno de mercenarios para un “último” trabajo. En esta ocasión Pierre Morel, creador de la exitosa saga “Taken”, consigue un nuevo actor famoso que se pasa al thriller de acción. Sean Penn se marca un estupendo “Liam Neeson” como francotirador mercenario que se convierte en objetivo en la entretenida “Caza al asesino”. Un título adecuado para aquellos que estén deseosos de desahogarse con el género de acción en las salas, si no han tenido suficiente con los últimos grandes estrenos.

Esta vez el director se encuentra en un terreno más Hollywood, y se nota en el resultado y la calidad de la película, y también en la música. Marco Beltrami (“La conspiración de noviembre”), tal vez uno de los compositores más originales y en mejor forma de la actualidad y habitual en este tipo de thrillers, no consigue en esta ocasión uno de sus trabajos más inspirados. Eso no quita que la música funcione perfectamente en la película, el problema es que es una de esas bandas sonoras con la que es difícil conectar hasta el final. Beltrami se centra en crear una ambientación cargada de tensión e intriga como elemento principal en la música, y en ese estilo es complejo que mantenga un interés en la escucha aislada. El aficionado se encuentra siempre en un estado de espera contenida, en momentos más emocional y en momentos más adrenalítico, que no ofrece resolución más que en muy contadas ocasiones. En este sentido, otras bandas sonoras terminan volcándose más hacia la acción, consiguiendo una partitura más entretenida. Sin embargo Beltrami hace gala de una contención encomiable hasta el límite, tal vez demasiado para terminar de disfrutarla del todo. La buena noticia es que su clase y estilo no desaparece y los seguidores del compositor (entre los que me cuento) sí que reconocerán con claridad su estilo de orquestación original y atractivo. Además la contención de la banda sonora –durante casi cincuenta minutos– se convierte en una estupenda resolución emocional con una preciosa pieza en la que aprovecha para desatar todos elementos posibles de un maravilloso tema de amor (que sólo habíamos adivinado en momentos muy puntuales de la banda sonora). La escucha alcanza un climax estupendo con esa preciosa ‘Reunited’ que podéis escuchar acompañando a este articulo. Así sí se consigue que una banda sonora funcione en la película y fuera de ella, ya que ofrece una conclusión perfecta.

“Poltergeist”

Terminamos con una de las faltas de originalidad más criticadas por los aficionados: los remakes, sobre todo cuando –como en esta ocasión– se basan en un título de hace veinte o treinta años y se convierte en una película para las “nuevas audiencias”. Hay muchos títulos e historias que no se realizaron bien en su momento, y que podrían beneficiarse del estilo y técnicas actuales para rescatar lo bueno y realizar una película interesante. ¿Por qué hacerlo entonces con aquellas películas que todo el mundo conoce, y que la mayoría considera grandes títulos? Pues por eso mismo: porque son títulos que cuentan con la promoción y el marketing prácticamente hechos, y ello llevará a recuperar el dinero (y ganar algo más) sin demasiado problema. Una pena, porque realmente hay “remakes” que incluso consiguen hacer mucho mejor a la original. Y esto es lo que ocurre con el que llega esta semana, “Poltergeist”.

La original es una película adorada por la mayoría del público de mi generación, con la que pasamos autentico terror en las salas. Con una gran leyenda urbana detrás, sobre si la dirigió Tobe Hooper o el mismísimo Steven Spielberg, es una de esas películas que el tiempo ha hecho casi perfectas, incluyendo la partitura original compuesta por el legendario Jerry Goldsmith cuando se encontraba en uno de los mejores momentos de su carrera. ¿Cómo puede enfrentarse uno a realizar un proyecto como este con esos antecedentes? Simplemente viendo el tráiler, la película parece tratarse casi de una fotocopia, con escenas que son versiones casi literales de la original.

La música ha buscado el camino más adecuado: olvidarse completamente del original. Marc Streitenfeld no busca lo más mínimo seguir el estilo de su predecesor Goldsmith, en su lugar ha compuesto una partitura que sigue claramente las líneas del moderno estilo de música para el cine de terror actual. La música es más ambiental que protagonista, solo refuerza mediante efectos aquellos momentos que ya son efectistas de por si en la película, lo cual la hace difícil y redundante en su escucha aislada. La partitura de Streitenfeld cuenta con una fuerte carga orquestal, pero en todo momento tanto las cuerdas como los metales son interpretados de una manera tremendamente efectista, buscando crear sustos y sonidos realmente incómodos, incluso en exceso. Por si eso no fuera poco, la electrónica hace su aparición como refuerzo a la orquesta, pero lo hace reforzando aun más ese efectismo de la partitura con la inclusión de sonidos como voces, viento, cristales rotos o tonos eléctricos que cambian de intensidad para hacer real la presencia de esos espíritus en la casa. El resultado es excesivo a muchos niveles. Afortunadamente Streitenfeld incluye un tema melódico, en referencia a la familia, al que recurre en diversas ocasiones y que permite darle aire y respirar a la banda sonora. Pero no es suficiente; en conjunto es una más de las actuales partituras de terror que buscan ser más efectistas que efectivas y que sobrecargan aún más la película.

Una semana de estrenos que han servido para poner la lupa en el lado menos plausible del cine de Hollywood. Por suerte, incluso en títulos muy poco originales, la música consigue aportar elementos de calidad y técnica destacados que marcan la diferencia.

Anterior entrega de El Club de las BSO: “Formas de ver el lado oscuro”

 

 

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