«Dub housing» (1978), de Pere Ubu

Autor:

OPERACIÓN RESCATE

 

“Es la inestable y vacilante sección vocal la que prevalece en esta oda a las partituras desafinadas y desentonadas, a la anarquía musical de carácter estridente y provocador”

 

Sara Morales nos lleva a 1978 para encontrarnos con el segundo trabajo de Pere Ubu, líderes de la escena post punk y unos adelantados a su tiempo, poco entendidos por el público pero alabados por la crítica.

 

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Pere Ubu
“Dub housing”
CHRYSALIS, 1978

 

Texto: SARA MORALES.

 

La banda de Cleveland (Ohio) se empeñó en adelantarse a su tiempo, y sus discos no fueron más que el reflejo de esos pequeños pero certeros pasos hacia el futuro. Aunque miraron hacia atrás como se dice, solamente para coger impulso –en este caso el del protopunk y el garaje– la miscelánea bien aliñada de su sonido situó a Pere Ubu como líderes de la escena post punk, de la del rock experimental y del arty setentero.

Nunca fue una obra sencilla la suya, ni asequible en la primera escucha; el público masivo no consiguió hacerse del todo con ellos, pero la crítica sin embargo los adoraba. Y si por asomo una vez resultaron un poco más accesibles, como algunos aseguran pensando en su primer disco –»The modern dance», también de 1978–, desde luego con esta segunda entrega anularon cualquier rayo de esperanza puesto sobre ellos y un rock de masas ideado para conquistar.

Los aires postapocalípticos de sus canciones, guiadas entre las sombras por la inconfundible y distintiva voz de su líder David Thomas, comulgan religiosamente con la estética de este álbum que vio la luz un mes de noviembre, cuando el otoño en Ohio comenzaba a causar estragos. Dejan claras sus intenciones desde la cubierta del disco, diseñada por John Thompson a partir de una fotografía del edificio de Prospect Avenue (en el centro de Cleaveland) donde vivía la banda en aquel momento, hasta el título, que hace alusión a la insultante homogeneidad de las viviendas públicas en determinadas ciudades. La alienación y la mecanización de rutinas impuestas por el poder son los relámpagos conceptuales que quisieron atender Pere Ubu con este disco que suena a tormenta post-industrial chirriante y estremecedora.

 

 

Sin embargo, dentro de su particular forma de hacer rock y a sabiendas del impulso hedonista y espontáneo que los ha definido siempre, es cierto que con este trabajo ampliaron vistas insospechadas y muy a conciencia. Como la del sorprendente coqueteo con el dub reggae en la homónima ‘Dub housing’ o la monasterial ‘Codex’ con la que precisaron definitivamente su sino sonoro.

 

 

Pero las luces también habitan en este disco, incluso con un cierto sentido recreativo que los acerca a la Tierra y los hace humanos, como son la burbujeante ‘Navvy’, la pegadiza ‘Calirgari’s mirror’ de estribillo demoledor o la atinada ‘On the surface’, donde destacan los sintes de Allen Ravenstine, considerados una de las joyas detallistas del elepé junto a la guitarra de Tom Herman.

 

 

En cualquier caso, está claro que es la inestable y vacilante sección vocal la que prevalece en esta oda a las partituras desafinadas y desentonadas, a la anarquía musical de carácter estridente y provocador. La voz cantante de una banda que firmó su pacto con el surrealismo, a pesar de que aquello les supusiera quedarse a transitar para siempre en el lado más subterráneo de la cultura. Y así ha sido.

 

 

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