Downhill from everywhere, de Jackson Browne

Autor:

DISCOS

«Jackson Browne no hace disco malo. Repitan el mantra»

 

Jackson Browne
Downhill from everywhere
INSIDE RECORDINGS, 2021

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Dice Jackson Browne en el tema que inicia su nuevo disco que sigue buscando. Que sabe que nada se consigue gratis, y que no piensa acomodarse. Quizá por eso sigue sacando discos. Y acertando en cada tecla que toca. Hace tiempo que no nos sorprende, claro. Pero poca falta nos hace. Con encontrarnos esas brillantes canciones con regularidad —aunque no sea la que desearíamos— es suficiente. Y él lo sabe. Por eso ha optado por producirse a sí mismo. Tipo listo, Browne conoce de sobra a su público y sabe lo que desea de él. Tiene claro qué esperamos y eso es lo que nos da.

Grabado en los Groove Masters Studios de Santa Monica, al lado de su casa, Jackson vuelve a recorrer caminos ya transitados y, con eso, nos trae la paz. Recurre a un tema como “A human touch”, que ya conocíamos de su inclusión en el documental 5B cantada a medias con Leslie Mendelson, y nos ofrece otro puñado de grandes canciones que sumar a su ya larga lista. En ese terreno servidor metería “My cleveland heart”, “The dreamer” o “Until justice is real”. Más justito y quizá innecesario es el homenaje a Barcelona —ciudad donde ha residido largas temporadas— con la latina “A song for Barcelona”, pero encima de que nos muestra ese cariño no vamos a ponernos pejigueros.

Como es habitual en él, brilla sobre todo en los medios tiempos. Ahí es un maestro que no tiene rival. Además conserva su voz prácticamente intacta respecto a sus discos anteriores. Quizá asoma en ella un rastro de innegable madurez, pero es prácticamente imperceptible. Toca destacar también el buen trabajo de Greg Leisz a las cuerdas. Un auténtico fenómeno con cualquier instrumento que sume de seis cuerdas para arriba. Nos baja un poco la moral asegurándonos que vamos de mal en peor en “Downhill from everywhere”, pero tampoco es cuestión de engañarnos. Otra buena canción que tiene algo del “Everything is broken” que Dylan cantaba en Oh! Mercy (1989). Al menos luego nos deja ponernos bucólicos en la ya citada y excelente “The dreamer” con partes en castellano, que sigue siendo algo ceniza, aunque no deja de arrojar un poquito de esperanza al complicado tema de la inmigración.

Jackson Browne ha vuelto. Jackson Browne es eterno. Jackson Browne no hace disco malo. Repitan el mantra. Escuchen y respiren. Solo respiren. Verán qué sensación más agradable.

Anterior crítica de discos: All the colours of you, de James.

 

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