Discos: «Unidad y armonía. Homenaje a Módulos»

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«Se nota a cada segundo el increíble respeto con el que se maneja el legado de Módulos»

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Varios
«Unidad y Armonía. Homenaje a Módulos»
WILD PUNK

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Encajonados entre los últimos yeyés, cantautores y  protoprogresivos, los Módulos disfrutaron de un éxito en su nacimiento que no ha tenido proyección posterior. Su  entramado intimista trufado de cuidados arreglos de aire sinfónico no había sido reclamado hasta que Miguel Martín, de Lori Meyers, decidió volcar la fascinación que sentía por ‘Solo tú’ y el resto  de la discografía del grupo de Pepe Robles en un proyecto artesano en el que han recalado amigos y compañeros, en el que todos los instrumentos son de esa época y en el que se nota a cada segundo el increíble respeto con el que se maneja el legado.

Así perpetran un homenaje con diez cortes en que la muralla de sonido progresivo del grupo madrileño aparece en ocasiones, pero en otras se traduce una ligereza que convierte a las canciones en fabulosas estampas volátiles, como si las dejasen descansar de sus fastuosos ropajes. No tiene este aire ‘Luz errante’, la que abre el disco; ahí unos recuperados Tarik y La Fábrica de Colores comienzan al modo beat para poco a poco dejar que vayan surgiendo unos arreglos progresivos de Hammond que sitúan la canción en las coordenadas originales. Pero es a partir de ahí donde se despliegan las reinvenciones, ya desde el segundo corte, con la voz femenina de Soleá Morente en ‘Recuerdos’, bien templada en la dulzura para esa cara B del primer single del grupo, y ese aire medio brasileño medio hindú con el que se abre ‘No puedo estar sin ti’, en la voz de Popi González.

Hay aún más sorpresas entre los aires deliberadamente arcaicos que visten ‘Ya no me quieres’ o ‘Tú eres mi mundo’ se cuela algo que hará enlazar a los Módulos con  esa zona del pop español que nació diez años después, es con ‘Otra vez’ con la que consiguen una guitarra clara, una instrumentación cercana al country y un regusto en la letra que recuerda inevitablemente a Los Secretos, por ejemplo. La guitarra es de Quini Almendros, de La Guardia, y eso lo explica todo. Concluye el disco con una maravillosa ‘Perdido en mis recuerdos’, de compleja ejecución, en la que Jota, de Los Planetas. carga un prodigio lírico de abandonada nostalgia.

Decidan ustedes, pero todo apunta a que los Módulos han de entrar con pie derecho en esa historia del pop español en la que solo eran una nota secundaria. Como pasó con Los Ángeles, en los que también había tocado Pepe Robles, no se cierra con este disco un homenaje necesario, se abre la puerta para que se pueda escuchar –por lo menos– a Módulos. Si a partir de aquí se convierten en abono para el pop actual, mejor que mejor.

Anterior crítica de discos: “Soft to the touch”, de Jef Barbara.

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