Discos: «The trick is to breathe», de Sid Griffin

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«Tiene el saber estar de los que llevan mucho tiempo en esto, aunque últimamente se le haya visto más en tareas de escritor que en las de cantante»

sid-grffin-22-09-14

Sid Griffin
«The trick is to breathe»
PRIMA RECORDS

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

Diez años hemos tenido que esperar para volver a disfrutar de un nuevo disco de Sid Griffin, líder de los seminales Long Ryders. Nos llega ahora que la banda vuelve a estar en boca de todo el mundo por su inminente gira europea que los traerá a nuestro país y porque Griffin, experto en el tema, como demuestra el haber publicado un excelente libro al respecto, se ha encargado de las notas interiores del nuevo volumen de las «Bootleg series» de Bob Dylan, que incluyen las sesiones completas de las célebres «Basement tapes» junto a The Band.

En esta nueva incursión en solitario –tan solo la tercera de su carrera– se hace acompañar de excelentes músicos como Justin Moses, habitual de la banda de Rikky Skaggs, Mark Fain, acompañante de John Fogerty, Thomm Jutz, mano derecha de Nanci Griffith o Paul Griffith, al que se ha visto entre otras junto a Sheryl Crow.

Así que no hay duda respecto a la pericia instrumental y a la interpretación. Como tampoco puede haberla, sabiendo de quien hablamos, respecto a las canciones. Y es que, ¿qué se puede decir de alguien que es capaz de escribir un texto como el de ‘Elvis Presley calls his mother after the Ed Sullivan Show’? Griffith tiene el saber estar de los que llevan mucho tiempo en esto, aunque últimamente se le haya visto más en tareas de escritor que en las de cantante, y por eso es capaz de fusionar a dos de sus grandes ídolos, Bob Dylan y Jimmie Rodgers, en ‘Blue Yodel No. 12 & 35’ o tomar de referencia el ‘Ode to Billie Joe’ de Bobby Gentry para convertirla precisamente en ‘Ode to Bobby Gentry’ y salir airoso de la aventura. ‘Between the general & the grave’ y ‘Everywhere’ son textos que parecen salidos de uno de los discos conceptuales de Johnny Cash dedicados a la historia estadounidense, y aún más ese ‘Punk rock club’ totalmente recitado que, eso sí, me parece una pausa demasiado larga en lo musical que perjudica ligeramente el ritmo de la escucha. Un pequeño detalle que no debe ensombrecer el regreso de uno de esos tipos que pusieron las primeras piedras de aquello que se llamó Nuevo Rock Americano, que desembocaría en ese «americana» encumbrado en los años noventa y del que muchos reniegan hoy. Yo no lo haré. De hecho, si pudiera y se acercara a mi ciudad, me postraría a sus pies.

Anterior crítica de discos: “Rise of the damnation army – United world rebellion: Chapter two”, de Skid Row.

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