Discos: «Shining on everyone», de The Fakeband

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«Un trabajo de tomo y lomo por el que bandas como, por ejemplo, los Jayhawks pagarían»

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The Fakeband
«Shining on everyone»
ROCK INDIANA

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta hubo una estrategia comercial que se puso de moda entre algunos de los promotores de grupos de rock and roll en Estados Unidos. La cosa consistía en enviar a las emisoras de radio discos de 45 rpm sin la correspondiente pegatina ni ningún otro tipo de referencia que pudiera llevar al DJ de turno a conocer el nombre de la banda que le acababa de llegar. Eso hacía que, además de los consiguientes errores y la aparición de supuestas grabaciones exclusivas de gente como The Beatles, The Rolling Stones o Bob Dylan que a la postre se demostraban como falsas, los pinchadiscos de la época tuvieran que decidir si una canción les gustaba o no en función simplemente de eso, de la canción, sin «inputs» externos que pudieran modificar su opinión.

Algo parecido podrían hacer The Fakeband con su nuevo disco y probablemente muchos les acabarían encumbrando como la nueva gran sensación del rock estadounidense. Su cruda realidad es que son de Getxo y que aunque hayan vuelto a grabar un disco soberbio tras su excepcional debut, seguiremos emperrados en ensalzar lo que nos llega de fuera de nuestras fronteras y hacerle poco caso a lo que tenemos más cerca.

Porque «Shining on everyone» es un discazo. Así, con todas las letras. Y por si no ha quedado claro lo diré de nuevo. El segundo larga duración de The Fakeband es un trabajo de tomo y lomo por el que (y ahora me llegarán los problemas) bandas como, por ejemplo, los Jayhawks pagarían en lugar de sacar cosas tan insulsas como su último «Mockingbird time».

Además, los getxoarras han hecho lo que se les pide a toda banda: que miren adelante y mejoren su propuesta. Para ello han ampliado su gama y han añadido colores a sus canciones que en su debut encontrábamos demasiado difuminados. Ahí está el rojo de ‘Top of the world’. Pasional, tonteando con el power pop, apoyando su propuesta en unas guitarras firmes, primario pero necesario para construir todo el resto de colores. O el amarillo de la preciosa ‘Parking lot’, que parece una toma perdida de un disco en solitario de Alex Chilton. Frugal, imperial, sin dejarse tumbar hacia el ocre. Y qué decir de ‘Healing time’. Una esmeralda verde en el que la E Street Band cambia de cantante y pone al frente a Nick Lowe. La unión perfecta entre el pub rock y el rock estadounidense de raíces con unos vientos que se antojan imprescindibles tras la primera escucha. O el azul, porque desprende tristeza en sus bellos acordes, de la beatleiana ‘Someone’.  Y así podríamos estar sin parar toda la noche.

¡Qué grande es encontrar un disco cargado de referencias pero con personalidad propia! ‘Fool me’ son los primerizos Wilco y es The Fakeband. ‘Kate’, quizá el mayor tema del álbum, es Dennis Wilson y es The Fakeband. ‘Get you back’ es Ray Davies y es The Fakeband… Y la cosa sigue girando. Y sigue. Y sigue. Y The Fakeband ya son uno de los tesoros de tu discografía. Y no queda más que sonreír. Cosas que tiene la música.

Anterior crítica de discos: «Let’s do it again», de Giuda.

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