Discos: «On air. Live at the BBC volume 2», de The Beatles

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«Son los Beatles, y es material que la mayor parte de los aficionados se echará por vez primera al oído, y eso es motivo de alegría»

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The Beatles
«On air. Live at the BBC volume 2»
APPLE/UNIVERSAL

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

Los guardianes del legado Beatle se pasan mucho. Muchísimo. Es comprensible que intenten dosificar los materiales inéditos para que cada equis tiempo haya algo nuevo que ofertar y lograr de ese modo que la leyenda perviva pero sin abusar ni redundar, sin saturar el mercado. Y se entiende (más o menos). Pero que hayan transcurrido diecinueve años entre la edición del primer volumen de las grabaciones del grupo en la BBC y esta segunda entrega solo puede obedecer a un extraño concepto del marketing (¿cuántos compradores del primero habrán palmado en estas casi dos décadas?) o a que alguien tiene interés en que los bootlegs sean el verdadero paraíso Beatle (ejemplo: todo lo que grabó el grupo en la emisora pública británica está recogido en diez cedés ilegales). Porque de otro modo no se entiende.

En cualquier caso, hay que celebrar esta edición, con el mejor sonido posible dado lo irregular de las tomas conservadas, que nos permite disfrutar de los Beatles tocando en vivo para programas radiofónicos. Es decir, el grupo en crudo, sin pasar por la cocina que eran los estudios de EMI y sin George Martin poniendo orden en los ingredientes. Es el cuarteto tocando, sin más aditamentos. Así que podemos comparar tomas de estudio e interpretaciones en vivo. Pero también podemos degustar el amplísimo repertorio que manejaban para directo, y que venía desde los tiempos de Hamburgo, cuando tocaban ante el público varias horas al día (luego, en plena euforia de la beatlemanía sus pases eran muy breves), o comprobar lo grandes cantantes que eran Paul (tan influido por Little Richard cuando de atacar rock se trata) y John, y cómo la guitarra de George definió el sonido del grupo en muchísimos temas. Sin olvidar a Ringo, siempre tan infravalorado, con una pegada que es la perfección del sonido de banda de rock.

El repertorio del doble álbum incluye algunas versiones que, de forma oficial, se escuchan por vez primera: como el fiero ‘Lucille’, ‘I’m talking about you’, ‘Lend me your comb’, ‘The hippy hippy shake’, ‘Beautiful dreamer’, ‘Sure to fall (In love with you)’, ‘Glad all over’, ‘Memphis, tennessee’ y ‘I got a woman’. Por supuesto, entre la versiones conocidas, algunas de las habituales, como ‘Words of love’, ‘Anna (Go to him)’, ‘Boys’, ‘Chains’ o ‘Roll over Beethoven’.

Por otro lado, ya que el grueso de los registros corresponde a 1963, entran muchos cortes de autoría propia que tienen un gran valor para los coleccionistas al estar interpretados, precisamente, en directo: ‘Do you want to know a secret’, ‘Please please me’, ‘Misery’, ‘Ask me why’, ‘There’s a place’, ‘P.S. I love you’, ‘I saw her standing there’, ‘I’ll get you’, ‘She loves you’, ‘From me to you’, ‘Iwant to hold your hand’, ‘This boy’, ‘If I fell’, ‘And I love her’, ‘You can’t do that’, ‘I’ll follow the sun’, ‘I feel fine’.

Todo este contenido evidencia una vez más cómo los Beatles era un grupo con una visión musical amplísima, que no renunciaba a la balada, al pop o a los temas del Brill Building pero que tenía los pies bien aferrados en el rock. Aunque, ay, en estos tiempos de revisionismo histórico, igual los fundamentalistas del rock peludo y decibélico piensan que lo de ellos no es rock, cuando fueron transmisores directos de la herencia y evolución esencial de los pioneros: aquí están Perkins, Berry, Richard y por supuesto Holly, el que reformuló el sonido del rock.

Lo peor, y como ya sucedió en el volumen precedente (que también se ha reeditado estos días, con el sonido remozado. Una edición agrupa los dos en un pack), es que el material no se haya ofrecido en orden cronológico (lo que sí tuvieron el detalle de hacer en las ediciones ilegales; completas, como ya se ha dicho, para más coña). También resultan un tanto cansinos los cortes con parlamentos, bromas y demás, pues lastran la secuencia de escucha, pero, vale, estamos ante un documento histórico. Lo aceptamos. Menos comprensible, por muy históricas que resulten, son las entrevistas finales que se incluyen como bonus y que podían haberse reservado para un disco específico. En todo caso, son los Beatles, y es material que la mayor parte de los aficionados se echará por vez primera al oído, y eso es motivo de alegría.

 

Anterior crítica de discos: “Pura sangre”, de Burning.

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