Discos: “Electric peace”, de The Cult

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«El plato fuerte es el propio “Electric”, un disco cuya falta de aditivos le hace sonar hoy día como si acabara de ser puesto a la venta»

the-cult-26-08-13

The Cult
“Electric peace”
BEGGARS BANQUET RECORDS

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

A estas alturas, hay que situar a The Cult como una de las más grandes bandas de rock paridas por Inglaterra. Tanto por la calidad de su personal discografía como por su actitud, siempre mirando hacia delante, llevando su sonido hacia distintos lugares disco tras disco. Pero pese a que sus últimos tres trabajos son impecables, hace años que el dúo formado por Ian Astbury y Billy Duffy decidió compaginar giras de nuevo cuño que les permiten sentirse vivos y relevantes con otras nostálgicas que les ayudan a reconectar con su brillante pasado. A este último tipo pertenece su actual tour rememorando “Electric”, su tercer disco, editado originalmente en 1987, pero por el que el tiempo no pasa.

A mediados de los ochenta, The Cult eran el perfecto híbrido entre el afterpunk y el rock, fusionando ambos mundos en un disco tan colosal como “Love”. The Cult decidieron seguir esa línea y registraron “Peace”, una continuación en toda regla que pese a ser notable, parecía dirigirse hacia un callejón sin salida. Era más de lo mismo, y lo que había era bueno, pero no exprimía al grupo, sino que le acomodaba traicionando su propia filosofía. Astbury y Duffy se reunen con el productor Rick Rubin, que les persuade para desechar “Peace” y volver a grabar sus canciones bajo su batuta. Así, Rubin hace que The Cult se olviden de cualquier oscuridad gótica para tomar como directriz un rock seco a lo AC/DC sobre el que aplican algunos de sus rasgos personales. Sin apenas efectos, The Cult facturaron un “Electric” crudo, vuelta y vuelta, que gustó al público masivo por su actitud básica. Las guitarras de Duffy no buscaban arreglos, limitándose a expulsar una energía primitiva tremendamente sincera, con Astbury haciendo de cada canción un misterio de letras enigmáticas escupidas con una familiaridad y actitud callejera. “Electric” no es una obra tan sencilla como pueda parecer, es básica pero filosóficamente compleja, hace del seso un ritual, de la sacudida de cadera un paso mágico.

Ahora el disco se reedita con el defenestrado “Peace” como segundo vinilo o cedé. No es nada inédito, ya vio la luz entero en la caja de rarezas “Rare cult”, pero colocarlo como parte de este relanzamiento lo contextualiza como un disco disfrutable. El plato fuerte es el propio “Electric”, un disco cuya falta de aditivos le hace sonar hoy día como si acabara de ser puesto a la venta. Aquí solo hay calor y sudor, brasas de rock and roll en forma de canciones sublimes a las que únicamente les sobra la versión de ‘Born to be wild’, de Steppenwolf, que el grupo se ha negado a tocar en su actual tour. Un tour nostálgico cuyas canciones siguen sonando vigentes. Podría haberse añadido un tercer disco en directo, también un buen libreto que no se limite a reproducir el original, pero centrándonos en la música, este artefacto doble es fantástico.

Anterior entrega de crítica de discos: “Day-glo Dreams”, de Helen Love.

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