Discos: «El ministerio de la felicidad», de Ángel Petisme

Autor:

«No deja decaer su talento para construir clásicos inmediatos, pedazos de vida que permanecerán aunque sea en el corazón de unos pocos»

angel-petisme-16-09-14

Ángel Petisme
«El ministerio de la felicidad»
DESACORDE

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Déjenme que antes de entrar en materia les hable de la canción. Quizás menos directa que el resto de composiciones, menos aparente en su belleza, pero en este “El ministerio de la felicidad” emerge una medida y mágica precisión en la belleza de ‘Jean Seberg’, escalofriante hasta hacer daño. El músico y poeta aragonés convierte mito y recuerdo en presencia sublime, en un fantasma que flota en la canción, en eso indefinible que llena el espíritu como el agua empapa la playa. Subjetivo seguramente, a ustedes les pasará con otras, pero cada vez que suena ese acordeón azul cielo, esa ensoñadora melodía de nana, uno tiene la impresión de que todo va bien.

Y ahora vamos al cuerpo del disco, multidimensional, que se mueve en una rosa de los vientos que tiene como puntos cardinales el espíritu rockero –en más de una canción con tono cercano a Jaime Urrutia– y el cuidado en las palabras del cantautor, el compromiso y la delicada intimidad. Esos vientos hacen que El Drogas o Kutxi Romero –vocalista de Marea– se declaren fans certeros de la obra y ayuden en ‘Y además nos votaréis’, un exaltado himno de perdedores que proviene de una viñeta de El Roto en la que el burgués de la chistera proclama las directrices para los siervos de la gleba: “Os lo quitaremos todo… y además nos votaréis”. De este mismo vendaval nace ‘Virgen de los peligros’, un emocionante alegato contra los deshaucios en que las voces que abren, anónimas, sacadas de la calle, resultan estremecedoras.

La intimidad aparece representada en canciones espoleadas por su reciente paternidad, ese anhelo de esperanzas –el ‘Palabras para Julia’ de Petisme que es ‘Mensaje al futuro’– y sobre todo los fantasiosos arreglos de ‘Mi gigante preferido’, mezcla de ternura y humor sobre la sutil orquestación de un fondo de fanfarria, de feria de otra dimensión. También entra en este campo el recuerdo a Félix Romeo, un paseo en el que se cierran bares, se encienden velas y no se conforma el dolor, y la lúbrica inocencia de ‘La cajita del amor’, con la sensualidad que da la piel como excitante comunión y único misterio.

Aún habremos de pasar por la triada del vino, canciones que van desde la aventura griega hasta el canto goliardo, antes de llegar a ese momento en el que Petisme siempre retrata la actualidad con rumboso ingenio, el single ‘Ecce Homo’, en el que la figura de Borja cobra vida para buscar una relación estrecha y admirada ante su creadora. Un viaje, pues, por múltiples paisajes, poliédrico, en el que todo son virtudes, desde la absoluta libertad de su creación hasta el hecho de que el autor no deje decaer su talento para construir clásicos inmediatos, pedazos de vida que permanecerán aunque sea en el corazón de unos pocos. Y en ello está también su penitencia, un disco que se distribuye únicamente mediante la web del sello y en 85 librerías de toda España, fuera de los cauces habituales, cuando podría llegar perfectamente a ese público amplio que busca sentimiento, lucha y energía a partes iguales.

Anterior crítica de discos: “Recopilación de excesos emocionales”, de Alis.

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