Discos: «Despierta», de María Rodríguez-Rey

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«Canciones cuidadas y de variada estética, brillantes o dulcemente depuradas. Participan en ellas la plana mayor de la vida musical de Barcelona en los ochenta»

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María Rodríguez-Rey
«Despierta»
ROSAZUL

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Con nombre de película de sentimientos y guerra, Los Amantes de María fue un grupo barcelonés de mediados de los años ochenta en el que María Rodríguez-Rey, junto a gente de Los Rápidos o de unos desconocidos –aunque excelentes– Los Novios desplegó un pop dulce, enérgico y oscuro. Era la respuesta barcelonesa a lo que se estaba cociendo en Madrid. Desde entonces, ha seguido esporádicamente en la música y ahora publica una colección de diez canciones bajo el título de “Despierta”, canciones cuidadas y de variada estética, brillantes o dulcemente depuradas. Participan en ellas la plana mayor de la vida musical de Barcelona en los ochenta, que van dejando el rastro en grabaciones que pueden llevar una década de solera.

Seguramente va a ser un disco que no llegue a todo su público potencial, pero no sería errado considerar que la cantante se ha convertido en una nueva dama de la canción que surge desde esa época, a la manera de Luz Casal, de Kiki d’Akí o de Cristina Lliso. Clara muestra es ‘Desaparecer’, que combina la efervescencia de su etapa de plenitud ochentera con la calma de una evolución bien entendida. La canción bien podría pertenecer al repertorio de Esclarecidos, con esas bases de elegante precisión y esa voz que las escala levitando sobre ellas.

De hecho en el disco destaca la búsqueda de ambientes sofisticados a la par que un recorrido por caminos en los que desarrollarlos. La tendencia Ana Belén que se observa en algunos de los temas complacerá a los que busquen un sendero de lirismo ligero, para ellos será excepcional puesto que los arreglos son lo suficientemente solventes y la voz acoge registros del agrado de cierto público. Sin embargo, déjenle a este pobre cronista que se exalte con algunos de los cortes que le han magnetizado al aportar tonos diferentes; el primero ‘Bajo el árbol’, una canción que me recuerda a ese aire de exquisitez negra del sonido de Filadelfia y sobre todo con unas trompetas finales llenas de metálica repostería, el minuto más emocionante de todo el disco.

Así que las canciones son tanto más jugosas cuanto más dinamismo haya en ellas, y así también ‘Calle ancha’ juega con los vientos y siembra de energía la delicadeza de María al cantar. De hecho, el final es el que atesora dos exquisitas canciones, ‘Paseo en Mazatlán’, sencilla y exótica, con emoción contenida, y la plagada de serenidad y belleza ‘Naufrágio’. Queda inmersa entre ellas la única canción en inglés, ‘I don’t cry anymore’, un excelente trabajo de guitarras con dejes country y swing. En definitiva, un disco que parece uniforme pero que contempla registros suaves y volátiles, enérgicos y cuidados para alguien que con un paso más llegaría a ser una gran señora de la canción.

Anterior crítica de discos: “On air. Live at the BBC volume 2″, de The Beatles.

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