Discos: «Berkeley to Bakersfield», de Cracker

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«El álbum que Cracker nos debía a los que teníamos la sensación de que llevábamos demasiado tiempo sin ellos»

Cracker-26-01-15

Cracker
«Berkeley to Bakersfield»
429 RECORDS

 

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

 

A un lado Berkeley, ciudad del condado de Alameda, en California, mirando cara a cara a San Francisco desde su propia bahía. Influida tremendamente por su música y sus costumbres. Y al otro Bakersfield, más sureña, casi mexicana, capital del condado de Kent. Por si eso fuera poco, como si de dos ciudades del mismo estado se tratara, nos encontramos a David Lowery y Johnny Hickman, o lo que es lo mismo, los bastiones de Cracker. Separados por un montón de kilómetros muchas veces en lo musical pero miembros de la misma banda y sabiendo encontrar siempre un punto de encuentro. Todo eso y más es lo que recoge el espectacular «Berkeley to Bakersfield», quizá, y solo quizá, el mejor disco de Cracker.

Décima entrada en su catálogo y disco de diez, señores. Doble galleta en la que se recoge en forma de nuevas canciones lo mejor de una de esas bandas que merecería un reconocimiento mayor. En «Berkeley», primer disco, encontramos a los Cracker más rockeros, más cercanos al punk y al sonido de los bares. Ejemplos son ‘March of the billionaires’, nacida para ser tarareada, ‘Beautiful’, prima hermana del punk californiano o ‘El Cerrito’, tributo a la ciudad que vio nacer a la Creedence Clearwater Revival. David Lowery deja el timón a Johnny Hickman y tras cruzar el desierto nos plantamos en «Bakersfield» de la mano de ‘California country boy’. Amigos, el rock efervescente ha dejado espacio a la música country que va a seguir en todo este segundo posavasos. ‘King of Bakersfield’ es maravillosamente fronteriza, igual que ‘The San Bernardino boy’. ‘Almond grove’ es poderosa, intensa, y ‘Get on down the road’ viene para convertirse en una de las canciones favoritas de los fans de la banda.

Así hasta 18 canciones, que son las que vamos a encontrarnos en este doble álbum de ínfulas conceptualoides.  Nueve por disco sin bajar el nivel ni una sola vez. El álbum que, dicho sea de paso, Cracker nos debía a los que teníamos la sensación de que llevábamos demasiado tiempo sin ellos y que sus últimas obras no acababan de estar a la altura. Que lo puedan repetir será cosa suya.

Anterior crítica de discos: «Homenaje a The Beatles», de Asfalto.

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