Discos: «Beatitude #9», de The Orchids

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«Todo apunta a que, aunque han cambiado las técnicas, siguen haciendo las canciones que quieren hacer»

orchids-17-11-14

The Orchids
«Beatitude #9»
ACUARELA

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

De los pocos supervivientes de Sarah Records que quedan, The Orchids acumulan algunos discos y algunas reinvenciones que han dejado atrás ese natural campestre, esa sencilla elegancia en los cortes para darse a poderosos encuentros con patrones más recargados, brillantes, llamativos. Han pasado desde entonces un elepé para Siesta y otro para Pebble Records y así son y no son el mismo grupo, quizá la esencia perviva, pero es evidente que el elepé que Acuarela distribuye al mundo se ha de escuchar de otra manera, aunque continúan editando música aérea y gloriosa.

De momento empiezan a capela, con un ‘Something’s going on” que se desenvuelve por terrenos del medio tiempo sofisticado, medido en sus armonías vocales. Y siguen con ‘Feluria’s dream’, donde la exquisitez llega casi hasta el AOR, unas texturas hoy desaparecidas que –por ello mismo– se agradecen. Y no se vuelven fatigosas, porque de golpe todo se convierte en luminoso y empiezan a jugar con la electrónica;  ‘Someone like you’ es carne de soul para sibaritas, cercano a lo que fue Style Council y bailable en skay nocturno, ‘Today’s the day’ ataca incluso más la pista y en ‘The coolest thing’ la electrónica viste la sutilidad de la canción, llevada por la mano de Ian Carmichael, que los ha acompañado siempre en este sonido.

También podemos acceder a medios tiempos otoñales como ‘She’s just a girl’, delicadezas como ‘A perfect foil’ o lentitudes ensoñadoras cercanas a la Velvet de ‘Femme fatale’ en ‘And when she smiled’, de hecho, la ensoñación es lo que viste parte de las canciones, el ambiente mágico de ‘Hey! Sometimes!’ o ‘Away to you’ que se resuelve en trallazos hindúes al llegar a ‘Your heart sends me’.

En definitiva, desde Glasgow han perpetrado un disco que recorre dos de las direcciones que resultan olvidadas desde hace tiempo, esa electrónica cercana al soul más aterciopelado y ese recorrido por senderos que se acercan a lo onírico por vía de un estatismo sensible. Todo apunta a que, aunque han cambiado las técnicas, siguen haciendo las canciones que quieren hacer. Ni más ni menos que como en Sarah Records.

Anterior crítica de discos: “Hablamos de nosotros”, de Oviformia Sci.

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