EL RITMO DE LA SEMANA

«Tomó escenas de “Metrópolis” (1927) en esa búsqueda por manifestar los miedos y los deseos reprimidos de una sociedad devastada»
Sara Morales celebra los 45 años de una canción que habita en el imaginario colectivo, muy cercana a la revolución cultural del movimiento expresionista alemán en el séptimo arte.
Una sección y foto de SARA MORALES.
Existe una canción que duerme en la memoria de varias generaciones sin dar un ruido. Que, a veces, en el momento más insospechado, despierta de nuevo e irrumpe en nuestras vidas para recordarnos lo que nos impactó en su día, lo que nos ha marcado y lo que nos sigue conmoviendo. Siempre latente, aunque perdida en la espiral del tiempo, ha pasado a formar parte de esa musicoteca personal que coleccionamos muchos en nuestras cabezas y que, por ende, otorga un tímido lugar en el imaginario colectivo.
Y aunque a algunos les cueste localizarla y ubicarla entre tanto recuerdo acumulado, ahí está, en su lecho pospunk, vestida de new wave… En cuanto suenan sus primeras notas, esos primeros sintes, lo sabemos, es ella, es “Nowhere girl”.
Aquella “chica de ninguna parte” que nos hizo soñar, bailar y generar ilusiones en torno a un vinilo mordido, cumple esta semana 45 años. Fue el 2 de noviembre de 1980 cuando vio la luz del mundo a manos de B-Movie, la banda inglesa que conquistó Europa una vez —esa vez— y a la que prácticamente se le perdió la pista hasta la llegada del nuevo milenio. Una pista que, nos guste o no, continúa sigilosa.
Pero, al final, aquella chica que huía de todo acabó quedándose. Y se ha instalado en la banda sonora de nuestras vidas, aunque a veces se nos olvide. Y logró acercarnos a comprender todo un género sonoro y conceptual que algunos no hemos sido capaces de abandonar jamás. Con un sentido, en fondo, que nos recuerda los males inherentes al hecho de existir, en esa huida hacia adelante que todos emprendemos alguna vez. Con un sentido, en forma, que nos recuerda a los traumas y las pesadillas que reflejaba el expresionismo alemán en el cine cuando este todavía no hablaba.
Por eso, uno de los vídeos en circulación más populares de “Nowhere girl” tomó escenas de Metrópolis (1927) en una búsqueda por manifestar los miedos y los deseos reprimidos de una sociedad devastada, entonces, por la Primera Guerra Mundial, y “ahora”, por la alienación y la frustración.
Un universo revolucionario, inquietante y apasionante sobre el ser humano en un momento concreto de la historia, que dio pie a una corriente en el cine (Gabinete del Dr. Caligari, Nosferatu…) y en la pintura (Otto Dix, Käthe Kollwitz…) —perfectamente adaptable a la música—, al que poder acercarse desde la maravillosa exposición Expresionismo. Un arte de cine, en Madrid (Fundación Canal, sala Mateo Inurria), hasta el 4 de enero.
La neurosis y los terrores resulta que también tenían voz. Feliz Halloween.
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Anterior entrega de “El ritmo de la semana”: Adiós a la MTV, adiós a una época.



















