Dead Kennedys: Cuarenta años de punk insobornable en diez canciones

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Este 2018 se cumplen cuatro décadas del nacimiento de la banda estadounidense de punk rock Dead Kennedys, liderada por Jello Biafra durante su primera etapa. Una efeméride que aprovecha Sara Morales para recordar diez composiciones clave de su trayectoria hasta el año 1986.

 

Selección y texto: SARA MORALES

 

El motor de la banda de Jello Biafra siempre fue la persistencia de una lucha contra el sistema y sus injusticias, que pretendió no dejar títere con cabeza en un tiempo en que todo parecía idílico en aquellos años 70 y 80 de la Costa Oeste americana. Sus armas: un buen puñado de canciones deslenguadas que, al son imparable del hardcore punk del que fueron padres desde San Francisco, arremetieron contra los cimientos políticos y jerárquicos en pro de la defensa social y la igualdad. Siempre apuntando a dar, en ocasiones se valieron del sarcasmo y el cinismo para elaborar sus composiciones, aunque también tiraron del descaro y el arrebato que desata la ira de quienes defienden imposibles.

Así, dieron forma a cuatro álbumes de estudio, varios epés y discos en directo, con un trasfondo altamente afilado y provocador —pero siempre inteligente y mordaz—, condimentado con los rugidos de la inconfundible voz del líder Biafra, las cuerdas espasmódicas del guitarrista East Bay Ray tahúr de los sonidos surferos y la presión ejercida por el bajo de Klaus Flouride. Los tres fundadores, que con el tiempo irían sumando y restando baterías y miembros en función de las necesidades del grupo, cumplen estos días cuarenta años desde aquel 1978 en que se lanzaron a dar forma a Dead Kennedys. Un proyecto nacido de la precariedad reivindicativa, y con una calidad compositiva tan deslumbrante, que sus canciones todavía hoy —a pesar de su disolución en 1986, con alguna reunión posterior— continúan siendo el mejor verdugo contra la opresión y la eterna desfachatez de los de arriba.

Estas son algunas de las más representativas de su carrera.

 

1. ‘California Über Alles’, del single «California Über Alles» (1979).

Escrito por Jello Biafra y John Greenway de The Healers, fue la primera grabación oficial de los Dead Kennedys. Se lanzó como la canción principal de un single que asumió su nombre y contó con ‘The man with dogs’ en su cara B. El éxito de su estreno fue tal que la incluyeron un año más tarde en su álbum debut, «Fresh fruit for rotting vegetables». Una composición provocadora e incendiaria, que hace alusión al antiguo himno nacional de Alemania que debió ser reformado tras el Tercer Reich por contener ciertas asociaciones con el nazismo. La letra encierra una crítica humorística, pero directa, a Jerry Brown (gobernador de California en varias ocasiones), entre evocaciones a Shakespeare y Orwell por los regímenes totalitarios que se describen en algunas de sus obras. Un sonido que simula una marcha militar dominada por la batería y el bajo, hasta que el tono pseudomaníaco y burlón de Biafra rompe con todo comparando la policía del gobernador californiano con las SS.

2. ‘Holiday in Cambodia’, del single «Holiday in Cambodia» (1980).

La bala infalible de Dead Kennedys. Lanzada por primera vez en mayo de 1980 en un sencillo de siete y doce pulgadas, junto a ‘Police truck’ como cara B, y regrabada con alguna pequeña alteración aquel mismo año para formar parte también del primer álbum de la banda, «Fresh fruit for rotting vegetables».

A través de la incansable ironía de Jello Biafra a la hora de componer, esta letra critica cómo buena parte de los jóvenes estadounidenses chic de la época escogían Camboya como idílico destino turístico y vacacional, mientras obviaban los horrores que allí estaban sucediendo a consecuencia de la masacre genocida del dictador camboyano Pol Pot entre 1975 y 1979. La canción llevó a la banda a lo más alto y también a los tribunales: en 1998, los miembros que seguían dando vida a Dead Kennedys, ya sin Jello Biafra entre sus filas, quisieron venderla a la marca Levi’s para un spot publicitario. Biafra se negó por considerar que dicha empresa potenciaba la explotación laboral y unas prácticas comerciales con las que estaba en desacuerdo, y fue demandado por sus antiguos compañeros ante la negativa. La querella salió a favor del grupo y el que había sido su alma mater se vio obligado a pagar 200.000 dólares.

3. ‘ Police truck’, del single «Holiday in Cambodia» (1980).

Fue la cara B del sencillo encabezado por ‘Holiday in Cambodia’, aunque en 1987 volvería a ver la luz en el álbum recopilatorio «Give me convenience or give me death». Un tema que ataca sin paliativos el abuso de poder de determinadas facciones de la autoridad, por sus acciones violentas contra los civiles y sus malas prácticas. Está inspirada en los hechos que tuvieron lugar en Los Ángeles a finales de la década de 1970, cuando saltaron a los medios —suscitando un importante debate social— los delitos cometidos por dos policías que en sus horas de trabajo se dedicaban a beber alcohol, maltratar borrachos y violar prostitutas.

Un azote explícito a la corrupción entre tintes surf rock, también a la brutalidad ejercida por el poder y mucha conciencia de la soledad de un pueblo que, en teoría, debe estar protegido por personas como estas.

4. ‘Kill the poor’, del single «Kill the poor» (1980).

Aunque es conocida por abrir el primer álbum de estudio de Dead Kennedys, «Fresh fruit for rotting vegetables» (1980), en realidad esta canción vio la luz unos meses antes encabezando un single de siete pulgadas completado por el tema ‘In-sight’. Consiguió alcanzar el número 49 en la lista de singles de Reino Unido durante tres semanas consecutivas, a costa de enfrentarse conceptualmente al estado de bienestar y al capitalismo. Una letra que habla del valor de la propiedad, en detrimento del valor humano, y que ensalza peyorativamente la calidad de vida de los que miran para otro lado, frente a la pobreza de otros que necesitan ser tenidos en cuenta.

5. ‘Too drunk to fuck’ del single «Too drunk to fuck» (1981).

Tema capital del cuarto sencillo de los californianos que, bajo su mismo nombre, fue lanzado en mayo de 1981 acompañado de ‘The prey’. Un tono algo más garaje de lo habitual en la banda, pero envuelto en su tradicional ramalazo surf rock, para vestir una letra que habla de lo mundano y lo superficial —pero también lo necesario— de las fiestas. Esta vez sin un gran reporte de activismo político a sus espaldas, representa el espíritu punk de la escena que habitaba la banda aquellos años en los que la juerga estaba garantizada cada noche. Llegó a alcanzar el número 36 en la lista de singles de Reino Unido, a pesar de que la palabra ‘fuck’ en el título desató controversia entre los medios de comunicación más conservadores.

6. ‘Moon over Marin’ de «Plastic surgery disasters» (1982).

La introducción semicelta de este tema, con unas simuladas gaitas gallegas, hicieron las delicias de nuestros Siniestro Total que no pudieron resistirse a versionarlo un año después para su álbum, «El regreso». La duda continúa abierta sobre si el Marín al que se referían los californianos en su canción es el municipio de Pontevedra al que sí reseñan a conciencia los vigueses, o si sencillamente se trató de una metáfora con la que reprender el maltrato a la naturaleza por culpa de los buques petroleros que destruyen el entorno. El caso es que la protagonista es una playa, su arena, sus aguas y la luna que la ronda cada noche, a un vertiginoso ritmo de celtipunk. Pertenece al segundo elepé de Dead Kennedys, «Plastic surgery Disasters», y al público español todavía le gusta pensar que se trata de «nuestro Marín», pero a la americana.

7. ‘Soup is good food’ de «Frankenchrist» (1985).

En su tercer disco decidieron experimentar. A la crudeza de su característico punk hardcore decidieron implantarle instrumentos hasta el momento inusuales en ellos, como los sintetizadores, el buzuki eléctrico o la guitarra acústica. El resultado son temas menos coléricos, más reposados, más extensos y arriesgados que, aunque denotan su intención de innovar, saben mantener la marca de la casa. Por eso, esta ‘Soup is good food’ —inspirada en el slogan que la marca de sopa Campbell lanzó en 1980— supo abrir la puerta a la etapa más atrevida de Jello Biafra y compañía, con la que reivindican la mano de obra humana frente a la maquinización y la industrialización exacerbada.

8. ‘M.T.V. – Get off the air’ de «Frankenchrist» (1985).

También parte de ese tercer y disonante álbum, esta composición destaca por su ácida represalia al establishment de la música a la que Jello Biafra ataca sin compasión: «Mi trabajo es ayudar a destruir lo que os queda de imaginación, alimentándoos con interminables dosis de mierda edulcorada sin ideas», canta colérico. Y mientras el grupo se atrevía a desenmascarar a los peces gordos de la industria, el disco se veía envuelto en diferentes polémicas por la fotografía de su portada (con miembros de Shriners que no habían autorizado la imagen) y el póster de su interior que, plagado órganos sexuales, hirió la sensibilidad de algunos sectores.

9. ‘Macho insecurity’ de «Bedtime for democracy» (1986).

Cuando vio la luz este cuarto álbum, los Dead Kennedys estaban prácticamente disueltos, fruto de las trifulcas protagonizadas por los dos grandes bloques del conflicto interno, resumido básicamente en Jello Biafra contra el resto del grupo. Aunque el líder y cantante continúa dejando su poso conceptual en temas como este ‘Macho insecurity’ con el que maldice al machismo, en el sonido se nota el carácter impositivo de East Bay Ray con su criterio surf rockabilly y un mayor protagonismo del bajo de Klaus Flouride.

10. ‘Anarchy for sale’ de «Bedtime for democracy» (1986).

«Anarquía en venta. Camiseta a solo diez dólares, placas a 3.50. Yo entallo el diseño aunque nunca le pregunté a la banda y tampoco les escuché nunca». Biafra vuelve a arremeter contra la industria musical y sus artimañas comerciales, en esta pieza del último disco de Dead Kennedys como tal. La desilusión invadía al cantante no solo por el bache irreconciliable que atravesaba su banda, sino también por el estado en que se encontraba la escena hardcore rendida a los circuitos empresariales. Aún así, este trabajo se trató de una más que digna despedida del que sería uno de los grupos punk más referenciales del siglo. Porque aunque a principios del nuevo milenio volvieron a los escenarios, lo hicieron sin Jello Biafra, y ya nunca volvió a ser lo mismo.

 

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