“De tripas rock’n’roll”, de Said Muti

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“Esencia y gotas del rock más hispano, ese que parte de Leño y Chapa, una pasada por aires más sentimentales, cierta consistencia pop que no desmerece y una creatividad que se basa en la tradición y bascula entre crudeza y luminosidad”

 

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Said Muti
“De tri
pas rock’n’roll”
AUTOEDITADO

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Se nota que el disco del canario Said Muti está producido por Alejo Stivel, del todo conocido, junto a Fernando Montesinos, con Pereza como estandarte: saben meter la mano para subir las guitarras cuando hace falta y frenar la desmesura cuando quieren resultar más sutiles. No es ajeno al espléndido resultado el compositor, pero la excelencia de las canciones no tendría guinda si el disco no estuviera todo lo perfectamente vestido que está.

Es un disco de rock, pura y llanamente, sus propósitos y criterios son los de defender una forma de hacer música, abrasiva, directa, pasional. De ahí el manifiesto que titula el disco y que defiende la bohemia nómada, el regusto a bares. Y así sigue en gran parte del minutaje, a veces con tonos que están a un punto de ser épicos, como unos Héroes del Silencio más crudos, ahí está el mensaje comprometido que sostiene la sequedad de ‘Vientos de revolución’ o la búsqueda de gritos en la voz, roncos y agudos a la vez, puro blues de vísceras, que es ‘No hay más’.

Las diez canciones poseen este tono, no cabe duda ninguna, pero a este cronista le apasionan más en cuanto Said intenta bucear por escenarios más cuidados en la elegancia, cargados de cierta turbiedad nostálgica. Y procede esto ya en la tercera, ‘Miedo’ –un apunte, usa la palabra ‘garito’, uno no esperaba ya que se pudiera emplear–, o en ‘Diez copas’, en que si la voz tuviera un aire más porteño recordaría a los Rodríguez, como los recuerda el arrebatado bolero que es ‘Viajando a Marte’, con un solo de guitarra que es puro Hendrix. La mano de Alejo que se adivina precisa y maestra.

Incluso va más allá y llega al pop de alegría a lo Tequila en ‘Quédate’ o desgrana sentimientos en ‘Ahora’ o en el exquisito medio tiempo que es ‘Todos quieren’, que no desmerecería entre el repertorio de 091. Ahí lo tenemos, pues, esencia y gotas del rock más hispano, ese que parte de Leño y Chapa, una pasada por aires más sentimentales, cierta consistencia pop que no desmerece y una creatividad que se basa en la tradición y bascula entre crudeza y luminosidad. Lo justo para gustar a un buen y amplio espectro de seguidores del buen rock.

Anterior crítica de discos: “Way down in the jungle room”, de Elvis Presley.

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