«Pobre dios es un ejercicio de investigación lírica y sonora»
Fuerza y fragilidad se dan la mano en el nuevo epé de Celia Bsoul, Pobre dios, en el que explora el concepto de violencia a través del rap y la poesía. Es hora de conocer su proyecto.
Texto: EFE EME.
Foto: CLARET CASTELL.
Helena de Troya y La Llorona son dos de los muchos referentes que tiene la poeta y rapera Celia Bsoul. Autora del libro Ciudad de los otros (La Imprenta, 2023), su primera incursión musical fue el disco Estacciones, y ahora acaba de alumbrar un nuevo epé, Pobre dios, que tiende puentes entre sus dos pasiones: la poesía y la música. Un viaje que va del boom bap a la electrónica, en el que experimenta los límites de sus dos mundos y con el que pisará el escenario de la sala Mirador, en Madrid, el próximo 13 de marzo. Esta es su historia.
¿De dónde vienes?
Soy de Madrid, con raíces andaluzas y extremeñas. Antes del proyecto musical actuaba en eventos poéticos.
¿Cómo nace el proyecto?
Al haber mucho peso lírico en mis canciones, diría que nació en el momento en el que comencé a escribir poemas, a los 7 años. En cuanto al proyecto Celia Bsoul, surgió en 2014. Comencé a intercalar poesía recitada y las letras a capela, y después, a recitar con una base de guitarra e incorporar instrumentales. Progresivamente, esto fue evolucionando a mis primeros temas de rap.
Describe tu sonido.
Actualmente, mi sonido navega entre el rap y la electrónica, acercándose cada vez más a la segunda. No es una forma ortodoxa de rapear, en ocasiones incorpora melodías poco intuitivas o recursos poco habituales en el rap. Diría que mi voz incorpora un sonido un poco roto, y que me gusta jugar con las intensidades y las dinámicas para que los temas no sean cantados, sino narrados.
Principales influencias.
A nivel musical, algunas de mis influencias en esta nueva etapa más electrónica son Stromae, Billie Eilish, Angèle y Sen Senra. A nivel lírico, me inspiran mucho Silvia Pérez Cruz, Tulsa, Clara Peya y, de nuevo, Stromae.
¿Cómo definirías tu nuevo disco?
Definiría Pobre dios como un epé conceptual que combina muchos tipos de sonidos, desde boom bap a Jersey Club, y que incorpora líneas melódicas que juegan bastante con el ritmo y las intensidades, buscando generar una atmósfera. En cuanto a las letras, es un trabajo que aborda la violencia, tanto explícita como velada, incorporando imágenes poéticas y figuras de la literatura y el imaginario popular, como Helena de Troya y la Llorona.
Tu disco suena, o te gustaría que sonara, como los de…
Si mi disco se parece en un uno por ciento a Multitude de Stromae, ¡creo que ya habré logrado algo muy grande en la vida! “Bad guy” y “Lost cause” de Billie Eilish serían otros ejemplos, o el groove de “Tried up” y “Wire” de Ama Lou.
Cinco discos de cabecera.
Timbre, de Salvador Sobral.
Contra todo pronóstico, de Lia Kali.
Cantando a las poetas del 27, de Sheila Blanco.
Racine carrée, de Stromae.
Amadora, de Tulsa.
Cinco canciones perfectas.
“Love is a losing game”, de Amy Winehouse.
“Nana para mí”, de Clara Peya, cantada por Silvia Pérez Cruz.
“La llorona”, de Chavela Vargas.
“Summertime”, de Ella Fitzgerald con Louis Armstrong.
“Solo”, de Lous and the Yakuza (la versión acústica).
¿Prefieres estudio o directo?
Sin duda, directo.
¿A quién te gustaría telonear?
A Ama Lou.
¿En qué disco de homenaje te gustaría participar?
En el de Édith Piaf, llevando a la electrónica “Ne me quitte pas”.
¿Qué canción del disco es la que mejor te representa y por qué?
“Cara de perra”, porque es una canción con muchas imágenes y referencias literarias que incorpora electrónica y melodía, dos elementos que se acercan más al momento musical en el que estoy actualmente que otros temas más rapeados. A nivel visual, el trabajo junto a Aitor Gutiérrez como director del videoclip también destacó frente a los otros temas, ya que el videoclip en sí mismo aporta una capa más de significado al rendir homenaje a la fotógrafa Cindy Sherman.
¿Cómo eres encima de un escenario?
La palabra es vulnerabilidad, porque pongo la voz y la postura corporal al servicio de las sensaciones que tengo en ese momento, y normalmente conecto bastante con los temas y con el público que está delante. También suelo tender un poco al humor y a lo distendido entre tema y tema, supongo que para compensar el peso de las canciones [ríe]. En cuanto al formato, alterno conciertos en formato acústico y con instrumentales, incorporando algunos poemas performados antes de algunas canciones, para complementar el significado o la intención del tema. En cuanto al repertorio, en este momento, (¡por fin!), estoy en plena transición, dejando atrás los temas que he cantado en los últimos años (“Invierno”, “Goliat”, “Señorosland”…) e incorporando tanto las canciones de Pobre dios como otros temas de un proyecto electrónico-melódico en el que estoy trabajando junto a Elhombreviento.
¿Qué planes tienes este año?
Compaginar la gira de Pobre dios con la producción del nuevo trabajo junto a Elhombreviento, encontrar tiempo para estudiar el título de psicología y música en el que me matriculé sin intuir el número de fechas que iban a salir (visto ahora, fue un plan con fisuras), y evolucionar escénica y musicalmente para plantear conciertos más performativos.
Tienes cincuenta palabras para vender tu primer disco. ¡Adelante!
Allá va. Pobre dios es un epé que pone en diálogo un caso de violencia vivido con otras formas de violencia presentes en la historia y el imaginario popular a ritmo de rap y electrónica. Es un ejercicio de investigación lírica y sonora que os invito a escuchar.
–