“Danda Cundara”, de Deseisaocho

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DISCOS

“Un disco lleno de sabor y nostalgia, con letras sensibles, melodías cuidadas y repleto de detalles”

 

danda-cundara-deseisaocho-18-07-16

 

Deseisaocho
“Danda Cundara”
POL&LO ENTERTAINMENT

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Deseisaocho se han puesto el nombre de su horario de ensayo y hacen una rumba más callejera que académica, esencialmente barcelonesa, o más bien de Hospitalet, su ciudad de procedencia, y llena de oficio y sabor. Una rumba un tanto especial, puesto que en ocasiones, a partir de ella, llegan a soluciones que paran en la estación del pop español de toda la vida y que incluso acaban viaje en la reinterpretación que de estos sonidos rumberos hacen a veces viejos canallas como Sabina o Calamaro. Se conforma un disco, así, lleno de sabor y nostalgia, con letras sensibles, melodías cuidadas y lleno de detalles.

Explicamos: las percusiones que abren ‘Cueva de lobos’ y el disco ya demuestran en tres segundos que estamos ante músicos experimentados. Y al comenzar la segunda, ‘Cuando brille el sol’, entramos en una melancolía con aromas de asfalto gracias al trabajo de trompetas y órganos, reconversión plena y sabia de la música popular, del suburbio; un solo de trompeta que subraya en ‘Malos tiempos’ leves mensajes sociales o que se vuelve más íntimo en ‘Café en Ankara’ sin dejar de pisar la calle.

Una intimidad que, al fin y al cabo, cubre todo el final del disco hasta llegar a ‘Si me das la razón’, donde lo latino tiene más concomitancias con la nueva trova cubana –escuchen esos punteos de guitarra que hacen recordar a Silvio Rodríguez– que con cualquier otra cosa. Y que también aparece en las letras, puesto que ‘El sotano de La Madam’ no es más que un recorrido nostálgico por lugares de su ciudad ya desaparecidos, un viaje por la memoria que a los que somos de por aquí nos tiene que tocar. Como siempre, todos recorríamos los mismos bares.

Es en ‘La canción de la Mari’ donde salen a la luz estos tres vértices. El sentido rumbero está claro, también ese deje en la afonía de la voz que recuerda la imperfecta elegancia con que tratan lo popular los cantautores citados antes, pero a ver quién sabría encontrar fraseos que recuerden a ‘Ritmo de garaje’ de Loquillo y con ello atraigan las estructuras de simple pop de guitarras. Si algún mérito destaca en el disco, es este, la perfecta conjunción de sabores y aromas en los que, con base rumbera, ninguno destaca y todos tienen su importancia.

 

 

Anterior crítica de discos: “Así es como escapó”, de Doble Pletina.

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