Damir Imamović: La evolución elemental, desde Sarajevo

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«Comencé como un músico de ‘fusion’, intentando fusionar el Sevdah con otros elementos. En el proceso, me he convertido en un músico de Sevdah, un músico tradicional»

No tenemos ni la menor idea de lo que los Balcanes ofrecen musicalmente. Pero César Campoy –que pasa gran parte de su tiempo por aquellas tierras– nos acerca a Damir Imamović, una de las más firmes realidades de la música de Sarajevo.


Texto: CÉSAR CAMPOY.
Foto: BEA PAJARÓN.


Los entendidos en la materia no tienen dudas: Este artista, nacido en Sarajevo hace poco más de 30 años es una de las nuevas bazas de la música tradicional bosnia con más futuro. Su particular manera de refundar el antiquísimo Sevdah ha hecho de él toda una institución. De casta le viene al galgo. Damir es descendiente de dos nombres importantes de los sonidos populares de la zona: su padre, Nedžad, bajista de las principales grabaciones de finales de los 60, y, sobre todo, su abuelo, el legendario Zaim: “Mi abuelo es una gran inspiración; un gran maestro. Nunca dejaré de aprender de él”, afirma este joven y cordial músico, cuyo carácter afable dista mucho del prototipo de figura clasicona del arte de la sevdalinka.

Durante los dias 27 y 28 de julio volvió a elegir la magnífica Svrzina Kuća, una bella casa tradicional turca del siglo XVIII, en el centro antiguo de Sarajevo, para dar buena muestra de su saber hacer, en cuatro conciertos de los cuales extraerá los temas que compondrán su cuarto trabajo discográfico, a partir de un programa completamente nuevo, eso sí, siempre a partir de piezas tradicionales de unos sonidos surgidos de una melancólica combinación de elementos que huelen a Oriente, a Europa y, por supuesto, a esencia sefardí; la misma que cultivaron en Bosnia los innumerables judíos españoles expulsados de la Península ibérica a finales del siglo XV. Esto explica que muchos expertos vean una clara conexión entre flamenco y Sevdah: “Claro. Ambos territorios son y eran frontera entre las culturas europeas y orientales. La misma que creó esferas culturales de tamaña belleza. En términos musicales, hay muchas escalas, modos de interpretación, los instrumentos e incluso melodías particulares que se comparten”. ¿Una prueba? Comparen los inicios de dos piezas clave del folclore de ambas culturas: la ibérica ‘La bien pagá’, y la balcánica ‘U Stambolu na Bosforu’.

En esta ocasión, Damir ha decidido volver a grabar en solitario. Sus primeras referencias vieron la luz bajo el proyecto Damir Imamović Trio –“Plays standards» (2006) y “Abrasević live” (2008)–, en compañía de Edvin Hadžić y Vanja Radoja. Para este nuevo trabajo, nuestro protagonista se muestra solo, y de esa soledad surgen unas interpretaciones realmente dramáticas de algunas piezas míticas del repertorio popular: Del ‘Put putuje Latif-aga’, al siempre contundente y recurrente ‘Mujo kuje’ (celebérrima composición interpretada por todas las grandes figuras del genero), pasando por una interesantísima revisión de la bella ‘Oj, vesela veselice’.

Todo parece indicar que el descaro por la fusión primera de Damir lleva camino de estabilizarse, de devenir madurez una vez desechada la paja. Este músico, como casi todo aquel que pretende innovar a partir de elementos tradicionales, también se topó (y sigue topando) con voces críticas. Muchas de ellas comienzan a aceptar, a comprender que Imamović aborda el Sevdah desde la pasión que siente por músicos de otros confines como el tunecino Anouar Brahem, Ravi Shankar, Astor Piazzolla, Miles Davis y, por supuesto, Paco de Lucía (“una de mis influencias eternas siempre ha sido el trío de guitarras formado por Paco de Lucía, John McLaughlin y Al Di Meola; he visto a Paco de Lucía en vivo, siempre que ha venido a Sarajevo; su dedicación a su arte, su presencia musical constante son sencillamente mágicas”) o Camarón, pero también desde el respeto por la tradición de quien sabe hacia dónde se dirige: “Comencé como un músico de ‘fusion’, intentando fusionar el Sevdah con otros elementos. En el proceso, me he convertido en un músico de Sevdah, un músico tradicional. Con mucho trabajo, he podido hablar con algunos maestros del género, pedirles su opinión y, finalmente, si se me permite la expresión, robarles aquello de su arte que comenzaba a quedar en el olvido. Solo desde el conocimiento se puede innovar. Aquellos que conocen la historia del Sevdah saben que mis ‘innovaciones’ son aportaciones; a aquellos que no tienen ni idea sobre la tradición, todo les sonará nuevo; no lo entenderán”, afirma un Damir que ha sido capaz de lanzarse a efectuar mezclas tan soprendentes como aquella que combinaba el tradicional ‘Teško meni u Sarajevo samoj’ con el ‘Summertime’, de George Gershwin: “Aquello fue como una especie de declaración de intenciones; quería decir algo así como que el Sevdah es un genero tan fuerte y potente, que puede incluir temas de otra raíz tradicional en sí misma, incluso, estándares de jazz y blues”.

Tanta fuerza parece tener este género que, históricamente, los sonidos tradicionales nunca han sido rechazados por buena parte de la juventud de la ex Yugoslavia. Más bien al contrario. Incluso muchas de las bandas de rock con más solera del territorio siempre han mostrado su pasión por dotar de nuevos aires a aquellos compases centenarios (de Azra a Divlje Jagode, pasando por Bjelo Dugme o, más recientemente, Kulture Shock): “Es cierto. La cultura popular en los Balcanes siempre tuvo mucha más fuerza que en otros países occidentales. Además, las autoridades socialistas de Yugoslavia estaban obsesionadas con crear un sentimiento de ‘hermandad’ a través de la cultura y el arte de los diferentes pueblos. Esto animó a los músicos a trabajar con las melodías tradicionales, a investigar…”. Ese bum de los sonidos balcánicos, obviamente, en los últimos años, ha traspasado las fronteras de la otrora patria de Tito para colarse en las emisoras y escenarios de medio mundo: Mostar Sevdah Reunion, Vlatko Stefanovski, Balkan Beat Box, Bilja Krstić, Amira Medunjanin, Damir Imamović y, sobre todo, Goran Bregović, tienen buena culpa de ello. No obstante, cometemos un grave error cuando pretendemos meter en el mismo saco de los ritmos balcanicos elementos tan sumamente diferentes, tanto musicalmente, como en un grado de calidad y seriedad: “He aprendido una cosa importante cuando he viajado fuera de los Balcanes: todas nuestras diferencias de un país a otro (Bosnia, Serbia, Macedonia …) son muy pequeñas, y las personas de fuera de los Balcanes apenas pueden percibirlas. En este caso, también existe el elemento comercial: si quieres vender algo, tienes que etiquetarlo. Lo triste es que mientras todo esto está pasando, hay que poner bajo un mismo paraguas niveles musicales completamente diferentes: el ‘etno-porno’ de Goran Bregović, por ejemplo, se está poniendo en la misma categoría que la música de un genio absoluto como es Bojan Z. A algunos artistas de la zona nos esta costando mucho tratar de convencer a la gente de que no toda nuestra música lo es para bodas y funerales”.

Lo que si parece confirmarse es que la cultura Sevdah vive uno de sus mejores momentos. Es cuestión de tener un poco más de paciencia: “Lo mejor está por venir. Puedo sentir cómo surgen nuevos jóvenes artistas. Vivimos un momento de cantidad. Espero que pronto aquello se transforme en calidad”, sentencia este amante de la improvisación que, no obstante, tiene muy claro que  “la libertad proviene de algunas limitaciones, por lo que incluso en ese estilo libre, la improvisación no es un término absoluto”.

Damir concluye los directos que darán vida a su proximo trabajo en un Sarajevo que, hoy por hoy, bulle, vive, huele a ilusión. Un Sarajevo repleto de actividades veraniegas: su festival internacional de cine, sus decenas de conciertos diarios al aire libre, su festival de Sevdah… Todos ellos son una prueba más de que la capital bosnia resurge, y se encuentra más viva que nunca, pese a la inoperancia de sus gobernantes, y, por supuesto, gracias a sus siempre activos e imaginativos habitantes, que han vuelto a conseguir que la ciudad recobre ese espíritu que lleva camino de convertirla, de nuevo, en aquello que fue: una de las urbes más cosmopolitas y sorprendentes de los Balcanes.

Desde aquí puedes acceder al Myspace de Damir Imamović.

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