“Damage and Joy», de The Jesus and Mary Chain

Autor:

DISCOS

“Tirando de oficio y alguna que otra artimaña, alcanza el aprobado y mira de cerca al notable, lo cual, teniendo en cuenta algunos antecedentes es todo un logro”

 

The-Jesus-And-Mary-Chain-Damage-And-Joy-27-03-17

The Jesus and Mary Chain
“Damage and Joy”
ADA (WARNER)

 

Texto: FERNANDO BALLESTEROS.

 

Lo primero que se te viene a la cabeza al terminar la primera escucha de este disco es que no parece que hayan pasado diecinueve años desde la publicación de «Munki», aquel testamento que nos dejaron los hermanos Reid antes de terminar a palos en la posterior gira de presentación. «Damage and Joy», su elepé de regreso, podría haber sido publicado un par de años después del anterior y no nos hubiese extrañado. Seguro que nadie habría hablado de grandes cambios.

Pero la cosa tiene trampa. De las 14 canciones con las que cuenta el nuevo disco, siete ya habían sido publicadas a lo largo de estos años. Desde su vuelta a los escenarios allá por 2007 le han dado vueltas y más vueltas a la posibilidad de regresar al estudio, han limado asperezas, han desterrado fantasmas y una vez que se vieron con fuerza para grabar lo han hecho con red. De entrada, la tarjeta de presentación de «Damage and Joy», la resultona ‘Amputation’ no es ni más ni menos que una relectura de ‘Dead end kids’, editada por Jim Reid hace más de una década en formato single. Lo mismo ocurre con la bonita ‘Black and Blues’ para la que cuentan con la voz invitada de Sky Ferreira – especializada en prestar sus servicios a bandas escocesas–  y con ‘Song for a secret’ que tira de la magia de la ex Belle and Sebastian, Isobel Campbell para convertirse en uno de los momentos más destacados del disco.

De Freeheat, la aventura que emprendió Jim nada más romper TJAMC y cuya producción se quedó en un correcto epé, recuperan ‘Facing up to the facts’, uno de los temas que le guiña un ojo a la vertiente más ruidosa de la banda y ‘The two of us’ que la hermanísima Linda también utilizó para un elepé en el que unió hace doce años a sus dos hermanitos y que aquí adorna a su infalible manera Isobel.

De aquel disco de Sister Vanilla también tiran de ‘Can’t stop the rock’ con la voz de Linda, y para terminar con los títulos que no son nuevos, nos encontramos con ‘All things pass’, otra buena canción, de esas que echan mano sin ningún disimulo del canon Mary Chain y que en su día, en 2008, formó parte de la banda sonora de la serie “Heroes”.

Está claro entonces que Jim y William no se enfrentaron al miedo a la hoja en blanco, en su complicada vuelta al estudio. Una vez allí – o deberíamos decir aquí, porque han trabajado en España–  contaron con la mano experta en la producción del ex Killing Joke, Youth, quien también se ocupa del bajo y la compañía del batería Brian Young, ya conocido de sus andanzas en directo con el grupo y del bajista de Lush Phil King. Entre todos le han dado una capa de barniz que le confiere apariencia de sólido bloque a una obra que corría el riesgo de convertirse en un grupo de canciones recopiladas para la ocasión sin orden ni concierto. No tengan miedo, no solo no ocurre eso, sino que todas las versiones que escuchamos aquí están por encima de lo que en su día quedó registrado en anteriores aventuras.

Vamos con lo nuevo. El segundo corte que ha anticipado el disco, ‘Always sad’, incide en el gusto de los hermanos por la melodía, esta vez casi sin espinas, acompañados por una hasta ahora desconocida Bernardette Denning, ni más ni menos que la novia de William, que como hizo hace 23 años Hope Sandoval en ‘Sometimes Always’ se marca un bonito dúo con su cuñado del alma. Frente al lado más pop y reeditando esa eterna dualidad que ha presidido la carrera de los escoceses, surgen los arrebatos más rugosos de ‘Mood Rider’ o ‘Get on Homw’ y con ‘War on Peace’ la vista se te va atrás y a los chicos les produce tanto miedo el paso del tiempo y sus consecuencias que deciden tirar por la calle de en medio y darle con ganas al fuzz para adornar el cuadro con furia.

Aquí, en suma, hay buenas canciones. «Damage and Joy» no deja de ser un hermano menor que ha llegado, a pesar de los 19 años de espera, cuando ya muchos no confiábamos en que lo hiciera. Y como tal se le mira con cariño, aunque feo –no miren mucho tiempo seguido a la portada–  es un rato.

Da casi pereza escribir que los logros de discos como «Psychocandy» están muy lejos y me parece más útil decir que estamos ante un disco que, tirando de oficio y alguna que otra artimaña, alcanza el aprobado y mira de cerca al notable, lo cual, teniendo en cuenta algunos antecedentes es todo un logro. Podemos decirlo alto y claro: The Jesus and Mary Chain no nos han sacado los colores, lo que ya sería una victoria, pírrica, pero victoria. De propina nos quedamos con unos cuantos temas que los fans vamos a disfrutar y que no van a dar el cante en un repertorio que tras tantos grandes discos, vuela ya a una muy exigente altura.

Anterior crítica de discos: “Adiós”, de Cory Branan.

Artículos relacionados