Cured, de Lol Tolhurst

Autor:

LIBROS

«La autoconmiseración a la que el autor vuelve una y otra vez se ve compensada por la historia a grandes trazos de lo que fueron The Cure»

 

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Lol Tolhurst
Cured. The tale of two imaginary boys
Malpaso, 2018

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Cured. The tale of two imaginary boys no es una biografía de The Cure, ni siquiera un libro sobre música; de hecho, aunque aparecen comentarios bastante desarrollados sobre la grabación de los elepés, apenas se habla de canciones: ni “Close to me” ni “In between days” aparecen citadas. Tiene mucho más que ver con el género de las memorias de su autor, Lol Tolhurst, cofundador de la banda y amigo de Robert Smith desde los cinco años; es decir, con el paso por su vida de personas, escenas, estados de ánimo… Una autobiografía ha de contar con datos exactos y contrastados; unas memorias, con recuerdos.

Como siempre en las bandas de los 80, todo comienza en una ciudad depauperada del sur de Londres: Crawley; allí dos punks extravagantes — Robert y Lol— se han de enfrentar a una pandilla de skin heads. De la mano del primero vuela una gruesa jarra de cerveza. Símbolo, dispone el autor, de la capacidad de brillar y de autodefenderse del cantante de The Cure. Había nacido allí dieciocho años antes el día en que la música murió junto a Buddy Holly, y quedó huérfano de madre muy joven, aunque él entonces ya tenía éxito, incluso en ese momento estaba actuando fuera de Inglaterra. Su padre no solo era poco cariñoso, también esquivo y huraño, debido a su alcoholismo. Es significativo que le reproche esto último, cuando Lol estragó su vida a causa de la bebida, de la que ahora está felizmente recuperado. Una historia sesgada, como todas si vamos a mirar.

En ocasiones parece que la obra es una purga o una justificación de su voluntad para dejar la adicción y del trato impecable que ha dado a su único hijo, presentando la figura de su padre casi como un monstruo siempre abotargado. En todo caso, también es una visión de los jóvenes de los años 70 en zonas deprimidas de Inglaterra: la epifanía que supuso ver a Bowie cantando “Starman” en el Top of the Pops, escarceos de bailes lentos en una iglesia metodista, que se cerraba para el rezo de los mismos que asistían, tardes en pubs, la voluntad de formar una banda y los primeros ensayos, el primer concierto que impactó, en su caso de The Stranglers…

Hay episodios curiosos, como una visita a Cadaqués y Figueres, eternos problemas al miccionar (problemas para los demás, aviso)… nada de morbo, sin embargo, y con contenido ajustado a un estilo claro, pero algo pobre en ocasiones. Quizás lo que destaca en el pulso al contar y sobrepuja al resto de la obra es el épico recorrido, con Lol en bancarrota total, por el Valle de la Muerte, como un eremita psíquico. Y esta autoconmiseración a la que el autor vuelve una y otra vez, se ve compensada por la historia a grandes trazos de lo que fueron The Cure y con el orgullo de ser en sus conciertos de regreso lo mismo que fueron en su primer ensayo: cuatro amigos de la periferia que forman una banda de rock.

Anterior crítica de libros: En carne viva, de Lamont U-God Hawkins.

 

 

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