“Cuba quiere acabar con el perreo”, artículo de Diego A. Manrique

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Diego A. Manrique se hace eco, en un artículo de “El País”, de la campaña iniciada por las autoridades cubanas para acabar con el reggaeton. “Expresión vulgar, banal y mediocre”, así definía el reggaeton Orlando Vistel, presidente del Instituto Cubano de la Música, al tiempo que anunciaba “una norma jurídica que vetaría ‘determinadas músicas’ en medios de comunicación, establecimientos comerciales, centros oficiales, autobuses y espacios públicos”.

“El reggaeton efectivamente representa un desafío a la moral revolucionaria. Hace evidente la fascinación por el modo de vida estadounidense, con su consumo conspicuo y exhibición de marcas. Letras y bailes invitan al desenfreno erótico. Y la gozadera siempre ha sido bien recibida entre la frustrada población juvenil de la Isla Grande”, dice Manrique.

“El reggaeton tiene una realidad oficial y un mercado negro. Junto a los artistas con discográfica y clips vistosos, luchan grupos y solistas que graban y venden sus ocurrencias bajo cuerda”. Los mensajes del  reggaeton “no llevan doble sentido: son directos (‘coge mi tubo’) y elementales (‘métela’). Hasta el comandante podría entenderlos. Por eso, evitan que llegue a sus oídos”.

Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Cuba quiere acabar con el ‘perreo’”.

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