“Cowboys”, de Gatoperro

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DISCOS


“Canciones con verdadera clase, reposadas, tranquilas y con un hilo de belleza que las ilumina”

 

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Gatoperro
“Cowboys”
CALVARIO MÚSICA

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Si por algo destaca el nuevo disco del vallisoletano David Llosa —que con banda de lujo se hace llamar Gatoperro— es por la elegancia que se enfrenta a la alegría hedonista de su anterior “Noches alegres, mañanas tristes”. Una elegancia con pocos elementos, lejos de ser orquestal: basta con escuchar el solo de guitarra de la animalista ‘El tigre albino’ para entender que el grupo hace canciones con verdadera clase, reposadas, tranquilas y con un hilo de belleza que las ilumina. No todas son así, nos encontramos con energía muchas veces desbordada. El disco se mueve, pues, en dos direcciones.

Esta energía se observa ya al abrir el disco con ‘Los buenos viejos tiempos’, donde unas guitarras que se van conteniendo, explotan al final como colofón de una hermosa elegía sobre la juventud y una proclama sobre la aceptación del presente, ilusionado y cansado a la vez. También en la correosa y sucia ‘Insatisfacción’ con un riff marcado y sesentero, la conexión con anteriores discos. Pero lo normal es que unas letras desesperanzadas se alíen a canciones lentas, lánguidas como en ‘Comitragedia’, muy porteña, o íntimas como la que da título al conjunto. Y este ambiente elegíaco llega a su culmen en ‘El fulgor’, una triste reflexión sobre la despedida y la muerte.

Hay, entre estas dos direcciones, algunas perlas que discurren por otros senderos, country hispano a la manera de Los Secretos en ‘20’ y sobre todo una parte dylaniana con ‘Caballo ganador’ –con su inicio a lo ‘Like a Rolling Stone’, su fraseo— o ‘Roto’, con su armónica, aunque ésta linda también con el imaginario de Sabina.

Y en esta estructura medida, tiene el buen juicio de cerrar con un estupendo ejercicio de pop desinhibido y clásico, ‘De piel y de hueso’. Así, las doce canciones anteriores, que han discurrido por paisajes desencantados, por entre personajes derrotados pero aún con mirada ilusionada y digna, logran redimirse con una ligereza que deja un poso dulce.

Anterior crítica de discos: “The complete recordings”, de Los Panky’s”.

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