Corriente alterna: Suave terciopelo

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«Los músicos se colocan en aprietos, como todo el mundo, pero qué fantástico es cuando escapan de ellos con enormes canciones bajo el brazo»

 

Bret Anderson anunció que el nuevo disco de Suede sería comparable a los dos mejores del grupo. Juanjo Ordás, acostumbrado a los anuncios altisonantes de tanta estrella musical, desconfío… pero luego escuchó el disco.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

¡La cantidad de aprietos en los que los músicos se colocan a sí mismos! A veces como parte de un plan sensacionalista de marketing, otras de forma espontánea. Esperaba el regreso de Suede con ganas, especialmente después de aquel mediocre “A new morning” con el que se despidieron hace ya más de diez años. Ese disco dolió, especialmente si tenemos en cuenta que hasta entonces, la trayectoria del grupo había sido casi perfecta, desde esas enormes obras de arte tituladas “Suede” y “Dog man star” –con el gran Bernard Butler aún como guitarrista y codirector–, hasta la reformulación netamente pop de “Coming up” y el experimental “Head music”.

Saber que su reciente gira de reunión iba a producir también un nuevo álbum de estudio fue relativamente excitante, en directo el cantante y líder, Bret Anderson, rebosaba energía, la banda sonaba bien, pero a la hora de componer nuevas canciones todo podía saltar por los aires o peor aún, ser pólvora mojada. Anderson era consciente de ello y solo cuando el disco estaba ya trazado soltó la perla: sería un cruce entre “Dog man star” y “Coming up”. Es decir, no tuvo problemas en relacionar su nueva obra en ciernes con los dos puntos álgidos de la carrera de Suede. Para extraños, decir que es algo similar a que los Stones dijeran que su nuevo disco será una mezcla entre “Sticky fingers” y “Exile on Main St.”. Claro, el líder del grupo sabía lo que hacía, creaba expectación, aunque era muy consciente del material que la banda había trabajado, aunque no dejaba de saltar al vacío con la esperanza de que ese nuevo disco fuera un colchón de plumas, quizá incluso perjudicado por esas expectativas que tornaran las plumas en piedras.

Con la edición de “Bloodsports”, esa seguridad se justificó, quedando claro que Anderson es de todo menos un bocazas y que había conseguido exprimir Suede al máximo. El trabajo del productor Ed Bueller emparenta el nuevo disco con esas obras magnas que el cantante citó y que Bueller también produjo, haciendo que los ingleses suenen actuales (esa forma de tratar los teclados tan contemporánea) pero sin perder su característica personalidad. “Bloodsports” es tan inmediato como “Coming up” pero mantiene el romanticismo de “Dog man star”, Bret Anderson estaba en lo cierto, es una mezcla absoluta. Sí, los músicos se colocan en aprietos, como todo el mundo, pero qué fantástico es cuando escapan de ellos con enormes canciones bajo el brazo.

Anterior entrega de Corriente alterna: Après mode.

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