Corriente alterna: Rubén Pozo y los Stones

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«Me pregunto dónde coño está el público de Pereza. ¿Dónde están los rockeros sin prejuicios y las adolescentes gritonas? En serio, ¿dónde está el público de Pereza?»

 

Juanjo Ordás traza similitudes entre los Rolling Stones y Pereza, intentando comprender dónde está el público de los madrileños en los conciertos de Rubén Pozo.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Hace poco comentaba en esta sección la gira de retorno de los Rolling Stones y ese mismo domingo, en EFE EME estrenábamos el nuevo videoclip de Rubén Pozo, ‘Chavalita’. ¿Qué tienen en común los Stones y Rubén? Pues que la influencia de los ingleses sobre cualquier disco que el madrileño haya grabado –ya sea con Buenas noches Rose, Pereza o en solitario– es clara, pero unidireccional. Sin embargo, los Stones y Rubén convergen en la particular idiosincrasia de la música popular.

Me encontraba a punto de ver a los de Jagger y Richards en el estadio Vicente Calderón, antes de que el espectáculo comenzara, me giré para echar un vistazo al gigantesco recinto, casi lleno, con multitud de personas ubicadas en gradas o pista. Todas listas para disfrutar con el show pero, ¿cuántas de esas personas apreciaban realmente el arte que la banda iba a desplegar? Pocas, eso está claro. Puede sonar peregrino, pero si el público realmente apreciara lo que había ido a ver, una gira de Keith Richards o de Mick Jagger como solistas debería llenar lo mismo. Porque son dos de los artífices del sonido que iba a desbordar los tímpanos del público aglomerado en el Vicente Calderón, porque son factótums del arte que todas esas personas querían disfrutar. Es más, los discos de Richards siempre están saturados del sonido Stone y Jagger, que se aleja más de la fórmula cuando graba en solitario, siempre ha dejado hueco a los clásicos de los Stones en su repertorio. Pero todos sabemos lo que ocurriría si ambos giraran: los estadios se les quedarían muy grandes. ¿Por qué? Porque el público quiere el evento, quiere el caramelo envuelto, y le importa bien poco a qué sabe.

Con Rubén Pozo ocurre exactamente lo mismo. Grandes multitudes como miembro de Pereza, pequeñas salas en solitario. Me consta que Rubén disfruta la experiencia, no me cabe duda alguna de que es así, pero me pregunto dónde coño está el público de Pereza. ¿Dónde están los rockeros sin prejuicios y las adolescentes gritonas? En serio, ¿dónde está el público de Pereza? Fácil, como ocurre con la audiencia de los Stones, quieren el caramelo envuelto, al margen del sabor. Da igual que Rubén Pozo grabara uno de los grandes discos del panorama español del año pasado, da igual que en directo siga tocando temas de Pereza (precisamente algunos de los que mayores ovaciones conseguían cuando los tocaba el dúo), el público quiere el nombre, asociado siempre a elementos que nada tienen que ver con la música.

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