Corriente alterna: ¿Dónde quedaron los buenos baterías?

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«Puede que el rock and roll necesite simplificarse para llegar a una audiencia cada vez más lobotomizada por ese nuevo orden mundial que ya no es ni nuevo»

Juanjo Ordás está preocupado porque le parece que los actuales baterías de rock han confundido la pegada cruda con la autenticidad, y en el camino se ha perdido la sutileza de los grandes especialistas de antaño.

 

 

Una sección de JUANJO ORDÁS.

 

 

Desde hace un tiempo se confunde crudeza con autenticidad, como si el hecho de que un artista trabaje el sonido de su disco y lo pula sea sinónimo de falta de nervio o de valentía. Un buen ejemplo de ello son las baterías de algunos de los álbumes de rock que más han vendido en los últimos años. Desde que The White Stripes pusieran de moda hace ya un buen puñado de años los ritmos sencillos y ese sonido “vuelta y vuelta” (que al final –y con toda lógica– se le acabó quedando corto a Jack White), han sido muchísimos los grupos que han decidido contar con baterías poco imaginativas y más bien toscas. ¿Alguien ha escuchado, qué sé yo, algunos de los primeros discos de Taj Mahal? Blues electrificado y primitivo pero tocado con una sección rítmica que entiende la fuerza y la sutileza.

No tengo nada en contra de una banda como The Black Keys, de hecho me gusta mucho lo que hacen y “El camino” es un gran álbum de rock pero, a la vez, también son un buen ejemplo de baterías toscas que no entienden de groove, sino de pegada. El loco de John Bonham entendía perfectamente cómo combinar ambos ingredientes, pero estas nuevas bandas se pierden, se quedan con esa simpleza con la que tan bien les fue a The White Stripes y dejan que la sutileza descanse en unas gruesas líneas de bajo que funcionan a la perfección. Sin embargo, ¿dónde están los grandes baterías? ¿Por qué el público no demanda ritmos inteligentes que a la vez les haga vibrar? ¿Es eso lo que ayuda a estas bandas a llegar a la popularidad más rápidamente? Puede que el público del rock and roll ya no desee pensar o puede que el rock and roll necesite simplificarse para llegar a una audiencia cada vez más lobotomizada por ese nuevo orden mundial que ya no es ni nuevo.

Anterior entrega de Corriente alterna: Billy Corgan, siempre a su aire.

 

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