Cómics: «Todo Makoki», de Gallardo & Mediavilla

Autor:

«Makoki representa el espíritu de una época, la oleada de desbarrada anarquía que derrapó en Barcelona mientras se estaban oxidando los años setenta»

Gallardo & Mediavilla
«Todo Makoki»
DE BOLSILLO

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

El Capitán Trueno tiene uno de la mano de Asfalto, Sisa revisa a Carpanta comiendo pollo y la Unión hace homenaje a Tintín en ‘Sildavia’, pero el único héroe de cómic que tiene tres homenajes vía canción es Makoki, la de Electroshock, la de Paraíso y la ‘Revuelta en el frenopático’ de Kortatu. Y hasta tuvo una librería que se llamaba como él.

Seguramente nuestro héroe no ha pasado a ser un referente en la cultura popular –como los personajes de Bruguera o Maki Navaja–, pero sí que representa tan bien como ellos el espíritu de una época, la oleada de desbarrada anarquía que derrapó en Barcelona mientras se estaban oxidando los años setenta. Aún corren viejas revistas por casa, o álbumes, que hojeo, pero se agradece esta edición completa que plantea De Bolsillo, definitiva ya. Lástima que el criterio editorial haya recortado en dos el tamaño original de la página y el volumen resulte poco manejable.

No solo puedo constatar que Makoki está un poco olvidado, sino que revisándolo ahora encuentro algunos paradigmas que descansan en circunstancias muy concretas. Dudo mucho, por ejemplo, que una persona de veinte años entienda en 2012 ese lenguaje de germanías, picaresca pura, plagado de «chonis», «guita» y «serdos» y que reconozca una Barcelona oscura y esperpéntica en que la banda acude a locales como Tabú o el Cheleste. Pero en contrapartida las páginas de «Disco Exprés» que lo acogieron, o las de «Star» en donde descargó, resultan ahora más gloriosamente válidas porque suponen la única referencia narrativa a ese modo de vida de esa primera transición en Barcelona, efímera, seductora  y canalla.

Makoki, a la vez, va haciéndose a medida que pasan las historietas. Tiene una novia con miembros ortopédicos, se enfrenta al comisario Loperena o al inspector Pectol, se hace compañero del buitre Buitaker o tiene su “mad doctor” personal, el doctor Otto, director de ‘Austwiz’. Estos personajes, situados ya desde sus primeras viñetas irán apareciendo y desapareciendo en una evolución que adopta el sincretismo más absoluto, que es un juego en el que la hipérbole y el homenaje son cada vez más acentuados. Los viajes al sur, a Madrid, o a Nueva York están plagados de referencias gráficas, desde Roberto Alcazar hasta los guiños a los superhéroes o la estética serie B de los cincuenta.

Makoki llegó hasta los noventa, tuvo también su revista y apócrifos, pero Miguel Gallardo decidió matarlo en las páginas de “Viñetas”. Bien hecho, nuestro héroe definitivamente pudo descansar y evitó convertirse en una parodia de la parodia que ya era.

Anterior entrega de cómics: “Aloha”, de Maco.

Artículos relacionados