Cómics: «Brassens, la libertad», de Joann Sfar

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«Se pone a dibujar, a inspirarse, a reírse con sus páginas de estructuras lógicas y responsabilidades, y así, en un delirante guión, bascula entre la autoparodia y la vida del cantante»

Joann Sfar
«Brassens, la libertad»
FULGENCIO PIMENTEL

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

Hace ya algún tiempo un amigo riojano me expuso la ilusión que alimentaba por crear una editorial de cómics. Años después, con el vainiqueño nombre de Fulgencio Pimentel, su editorial tiene el catálogo más elegante, variado, innovador y fresco de nuestro panorama. Sirva esta pequeña crónica con uno de sus títulos para elogiar, frente a los imperios mediáticos, la iniciativa personal, la voluntad de construir a pequeña escala reductos de buen gusto, ediciones con criterio. Quizás sea una de las salvaciones.

En este caso se nos presenta un batiburrillo novelado con la biografía de Georges Brassens. En 2011 se organiza una exposición en la Cité de la Musique de Paris en torno a Georges Brassens, tan definitivo en la música del siglo XX y hoy tan olvidado. Se encarga para ello el comisariado a Joann Sfar, a la sazón dibujante de cómics y director de un par de largometrajes. Así que este se pone a dibujar, a inspirarse, a reírse con sus páginas de estructuras lógicas y responsabilidades, y así, en un delirante guión, bascula entre la autoparodia –un indolente comisario que no hace más que engancharse a videojuegos, mientras sus hijos solventan la papeleta– y la vida del cantante.

El trazo es diverso, en ocasiones naïf, por momentos surrealista, barroco, y en las últimas páginas Brassens, escondido de la ocupación nazi, se envuelve con tonos que parecen de Tardi. Y luminoso también, porque en su búsqueda del cantante los niños llegan hasta Japón donde este vive de lujo en un hotel y allí enseña recetas, habla de la esclavitud y sostiene un divertidísimo monólogo sobre las religiones.

La diferencia con el original francés, es que este volumen contiene cuatro pequeños estudios de los que, a mí parecer, son buena parte de los mejores escritores de música de este país, y cada uno se reparte una dimensión de las canciones. Juan de Pablos destaca su carácter de artista no convencional, Dildo de Congost realiza un amable recorrido por su biografía, Patricia Godes trata muy sutilmente de los temas de sus letras y Vicente Fabuel de la influencia en España, desde La Mandrágora a Mishima. El libro acaba a la callada, con Brassens preparado para salir al escenario en su primer concierto, el cabaret Le Lapin á Gilles, bambalinas, Brassens de espalda y las tablas por delante, como la vida. Pero ahí empezó otra historia.

Anterior entrega de cómics: “Todo Makoki”, de Gallardo & Mediavilla.

 

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