Come ahead, de Primal Scream

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DISCOS

«Asegura Gillespie que este disco habla de conflictos, tanto internos como externos, y que el hilo en común entre las once canciones es la compasión»

 

Primal Scream
Come ahead
BMG, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Se cumplen ahora 25 años de la edición de “Swastiska Eyes”, uno de los abruptos musicales más rotundos de la historia, firmado por Primal Scream, justo al mismo tiempo que Trump llega al poder en los Estados Unidos. Cuando un hecho así sirve para recordar y reivindicar la relevancia del grupo, resulta sorprendente leer que pudiera no haber existido un nuevo álbum de la banda. Difícil de creer, dado que el grupo es, literalmente, su vida. Pero parece que Bobby Gillespie, su líder y motor creativo, no tenía claro.

Fueron las palabras las que finalmente llevaron a que se haya grabado y publicado su duodécimo trabajo. Gillespie empezó con las letras, al contrario que todo el resto de su discografía y, primero con el productor David Holmes y luego con el resto del grupo, fueron arropándolas con la música. Asegura Gillespie que este disco habla de conflictos, tanto internos como externos, y que el hilo en común entre las once canciones es la compasión. Más pistas las aportan la aparición de su padre en la portada, un hombre que siempre defendió la justicia social implicándose en diversas causas, y su título, Come ahead, una expresión de Glasgow que se suele emplear cuando alguien busca pelea, mostrando agresividad y confianza

El caso es que este nuevo disco se mueve, con una secuenciación bien conseguida, entre las piezas más bailables y las baladas a medio camino entre el clasicismo a lo Stones y elementos más psicodélicos. Si acaso, son las que se acercan al primer patrón las que aportan una nueva dimensión al grupo, que suena aquí más funk que nunca, en piezas irresistibles como “Innocent money”, “Ready to go home” o “Love insurrection”. No tienen el vitriolo de aquel “Swastika eyes” o de trabajos como XTRMNTR (2000), pero sí parecen abrazar un punto intermedio entre Screamadelica (1991) y Give out but don’t give up (1994), que resulta una acertada vía para un grupo indomable que pasa ya de la cuarta década de existencia. Sin aquella agresividad de hace cinco lustros, Come ahead al menos les dará la confianza necesaria.

Anterior crítica de discos: La comitiva, de Erlend Øye & La Comitiva.

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