Cine: “Vengadores: La era de Ultrón”, de Joss Whedon

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“En todos sus frentes, “Los Vengadores: La era de Ultrón” se renueva a sí misma como modélico blockbuster y deja la puerta abierta a un futuro brillante de la saga”

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Vengadores: La era de Ultrón (“Avengers: Age of Ultron”)
Joss Whedon, 2015

 

 

Texto: JORDI REVERT.

 

 

De entre los muchos incidentes traumáticos que marcan el universo de los Ultimates –la actualización salvaje de los Vengadores de Mark Millar y Bryan Hitch−, quizá el más impactante es la masacre de miles de civiles neoyorquinos y destrozos varios a manos de un desatado Hulk. Millar nunca ha tenido miedo de acometer deconstrucciones del universo superheroico a menudo sagaces, a veces rayanas en el sensacionalismo, y en esa serie el equipo de superhéroes más célebre de los cómics fue objeto de una de sus relecturas más brillantes.

En un momento dado de “Vengadores: La era de Ultrón”, un Hulk (Mark Ruffalo) embaucado mentalmente se enfrenta a la versión XXL de un Iron Man (Robert Downey Jr.) que intercede para evitar que su compañero aniquile una urbe y dañe a sus habitantes. Evidentemente, la marca Vengadores, ya subordinada al imperio Disney, no podría acometer esa visión visceral y hasta cruel del universo alternativo de Marvel. Y sin embargo, un Hulk aturdido y entre escombros abre los ojos para ver a los transeúntes presos del pánico y el polvo, en medio de un caos que invoca de inmediato los miedos post 11-S. La contraposición entre la lucha sin cuartel entre los dos Vengadores y esa ráfaga de culpa que atormenta –más si cabe− a Bruce Banner (Mark Ruffalo) define bien el diálogo entre el espectáculo desbocado y la profundidad de unos personajes que ya han superado las presentaciones y deben dar un paso adelante dramáticamente. Esta secuela más grande, más imponente y contundente que su predecesora consigue ese equilibrio que en aquella se alcanzaba al precio de ciertas concesiones al palco. Sin escapar a parámetros definidos que impone el blockbuster mastodóntico, Joss Whedon sube la apuesta y sale airoso: perfecciona su bien domada coralidad y dota a sus estrellas de mayor complejidad –más sombrías y más angustiadas, pero también más familiares−; dispone un villano omnipresente y carismático; y abre su galería de superhéroes a nuevos secundarios –Quicksilver (Aaron Taylor-Johnson), La Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen)− con vista a las ampliaciones sucesivas del universo marvelita.

En resumen, el circo de cinco pistas que era “Los Vengadores” (Whedon, 2012) aquí encuentra una versión corregida y aumentada, revisada y mejorada en la que el director puede consagrarse a un mayor grado de experimentación visual. Así, la primera secuencia vuelve a ese plano-secuencia digital que funciona como desplegable en el que se captura el fragor de la batalla como suma de las partes, y a partir de ahí se suceden las variantes que a base de slow motion, ángulos imposibles y cámaras subjetivas –el plano en primera persona desde dentro de un coche que ve llegar la amenaza Hulk, reminiscente del de la olvidada “Safe” (Boaz Yakin, 2012)− que se recrean en una acción furiosa y dosificada. En todos sus frentes, “Los Vengadores: La era de Ultrón” se renueva a sí misma como modélico blockbuster y deja la puerta abierta a un futuro brillante de la saga, siempre que voces como la de Whedon estén ahí para dotarle de una coherencia irreprochable.

 

 

Anterior crítica de cine: “Astérix: la residencia de los dioses”, de Louis Clichy y Alexandre Astier

 

 

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