Cine: «La gran estafa americana», de David O. Russell

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«Es un glamuroso revival de Scorsese, con superescotes, permanentes, y unas fachas que no las supera ni Camilo Sesto»

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«La gran estafa americana»
(«American hustle», David O. Russell, 2013)

 

 

Texto: CÉSAR USTARROZ.

 

 

“Esta es una película acerca de los trucos y el fraude… acerca de las mentiras”
Orson Welles (“F for Fake”, 1973)

 

Dedicados padres de familia, humildes representantes del ciudadano, altruistas dadivosos… ¡Sospechosos vocacionales! Tan habituales los maletines… ¡Maletines, maletines! Atiborrados de billetes… Lombriz en anzuelo. Se retrepan el culo a los confines del asiento. La mano vacila. La duda se disipa. De la mueca a la risita. ¡Pero ya está bien, ya! ¡Esto es indignante! ¡Estas tretas no son justas! ¡Qué hombre recto no curva el tronco ante tan obsceno enredo! El FBI no puede estar detrás de todo esto. ¡Exigimos hacer uso del procedimiento! Gestionar las pertinentes diligencias y obtener las subsidiarias órdenes administrativas. ¡Hay que avisar con tiempo!

Para el siguiente experimento, damas y caballeros, les vamos a pedir un esfuerzo. Piensen en un policía listo, resentido con los corruptos, ávido de éxito. Vigilen hasta el mínimo indicio de truco. Y observen, frente a sus propios ojos, la transformación: Bradley Cooper como Richie DiMaso, vanidoso y arrogante, se ha perdido cultivando su propio ego. ¿Quiénes son esos prestidigitadores que han burlado su talento? Christian Bale como Irving Rosenfeld, un auténtico mago del engaño, pura interpretación, con una ayudante sin la cual el ardid no encuentra perfección (Amy Adams aka Sydney Prosser). Y a pescar políticos de medio pelo se lanza el FBI; con dos chorizos por banda, atusando la farsa de “La gran estafa americana (American hustle)”, ficcionando el postizo de la trama ABSCAM, ritmada por Duke Ellington, Thelonious Monk, Ella Fitzgerald, The Temptations, Dona Summer, Santana, Bowie, Sinatra… No se puede pedir más pelambrera en la pechera. Hay que vivir la cinta de David O. Russell moviendo caderas. La fabulosa y demencial década de los setenta, resucitada, con el imperio dándolo todo: Vietnam, petrodólares, Kissinger premio Nobel de la paz, música disco y Nixon reelegido. ¡Hasta nuestro Carrero Blanco saltaba de alegría!

¡Manos! Fíjense en las manos de los tramposos como parte del atrezzo de una dirección de actores magistral. En esta aptitud se muestra intratable David O. Russell, porque sabe explotar a las estrellas, sacando lo mejor de cada una (en algunos casos, de forma admirable). “La gran estafa americana (American hustle)” se convierte en manos del director neoyorquino en un glamuroso revival de su vecino Scorsese (“Casino”, 1995), con superescotes, permanentes, y unas fachas que no las supera ni Camilo Sesto. Muy entretenida para todos los públicos, combinando drama y comedia estupendamente.

Anterior crítica de cine: “Nymphomaniac. Volumen 2″, de Lars von Trier.

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