Cine: «Frank», de Lenny Abrahamson

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«Destila carisma y concisión, cualidades que también se aplican a la enmascarada interpretación de Michael Fassbender»

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«Frank»
(Lenny Abrahamson, 2014)

 

 

Texto: JORDI REVERT.

 

 

El cine centrado en el mundo del rock suele preocuparse más de mitologías que de uno de los aspectos más interesantes que este puede albergar: el equilibro emocional y creativo que constituye la identidad de una banda. «Frank», cuarto largometraje del irlandés Lenny Abrahamson, hace de ese tema su propuesta y su obsesión transitando desde las afueras al corazón mismo de un grupo de rock independiente.

En las afueras, Jon Burroughs (Domhnall Gleeson), aspirante a músico incapaz de encontrar su propia voz y preocupado por relatar a cada segundo su experiencia en las redes sociales. En el centro Frank (Michael Fassbender), el misterioso líder de la banda oculto bajo una inexpresiva cabeza, fuente inagotable de creatividad y alma delicada. La aceptación del primero en la banda supone la intrusión progresivamente tóxica en un anárquico y frágil microuniverso. A partir de esa corrupción, Abrahamson propone una extraña película entre la oda y el ensayo que pone como mínimo dos cosas de relieve: 1) la constatación de que cada uno está llamado a ocupar un espacio en el mundo no necesariamente coincidente con aquel que desea; 2) el mediatismo absurdo como fenómeno genuinamente contemporáneo, cada vez más desconectado de la realidad.

El resultado es tan bizarro como estimulante, una obra pequeña y sincera que no va mucho más allá de su planteamiento. No tiene la reflexión adyacente sobre la íntima conexión entre las relaciones sentimentales y la música –pese a que sí exhibe una banda sonora como mínimo interesante–, como tampoco la mirada al género de «Begin again» (John Carney, 2014). Pero, ciertamente, bajo su sobriedad indie «Frank» destila carisma y concisión, cualidades que también se aplican a la enmascarada interpretación de Michael Fassbender y también a la del resto de un reparto, más que acertado a la hora de establecer vínculos basados en la extravagancia y humanidad.

Anterior crítica de cine: “La danza de la realidad”, de Alejandro Jodorowsky.

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