Cine: “Del revés” (Inside out), de Pete Docter

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“Pixar nos devuelve una vez más la fe en el cine y su infinita capacidad para sorprendernos y emocionarnos”

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“Del revés”
Pete Docter, 2015

 

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

 

En medio de una taquilla veraniega repleta de efectos especiales vacíos de contenido y diversos remakes, secuelas y reboots (todos esos filmes que, aunque puedan ser divertidos y entretenidos hasta la saciedad, en el fondo nos dejan una cierta sensación de agotamiento de la originalidad y frescura de la que solía hacer gala Hollywood), Pixar nos devuelve una vez más la fe en el cine y su infinita capacidad para sorprendernos y emocionarnos.

El cerebro humano ha sido siempre una de las mayores incógnitas para la ciencia y medicina, uno de esos enigmas de los que parece que cuanto más se descubre menos se sabe. En “Del revés” asistimos a una preciosa propuesta de representación de los misteriosos dispositivos y elementos que lo componen con una audacia e inteligencia sin par. La brillante trasposición de términos científicos y abstractos a las coloristas y elaboradas imágenes, referencias y juegos de palabras que vemos en pantalla demuestran la enorme capacidad creativa de Pixar, dando como resultado un maravilloso y fascinante viaje a la inmensa y compleja mecánica que genera y se ocupa de nuestros recuerdos, sentimientos, reacciones y movimientos.

Pero además de una demostración de ingenio e imaginación a la hora de dar materialidad a aquello que no entendemos sobre nosotros mismos, la película es también una exaltación de esa misma incomprensión. Aprovechando un momento de cambio vital en la vida de Riley, la niña en cuya cabeza transcurre esta historia, no sólo recorremos gran cantidad de rincones de su cerebro y su personalidad, sino que también aprendemos a aceptar la complejidad de todos ellos, la imposibilidad de percibirlos en su totalidad y las contradicciones que en ocasiones resultan de ello. Aquí la alegría, el asco, el miedo, la ira y la tristeza no se contraponen sino que se complementan, se necesitan los unos a los otros y son en el fondo las diferentes esquinas de una misma figura geométrica cuya forma es imperceptible y siempre cambiante.

“Del revés” tiene encanto y ofrece risas y llantos más que suficientes para agradar a las audiencias infantiles pero es una película que llegará mucho más a aquellos espectadores con ciertas inquietudes sobre la propia subjetividad. El filme propone entender la madurez como la aceptación de las incoherencias en que a veces incurrimos, la constatación de que nunca sabremos a la perfección por qué actuamos como actuamos (ni mucho menos entenderemos a los demás) y, sobre todo, nos recuerda que en realidad no hay nada malo en ello.

 

Anterior crítica de cine: “Love & mercy”, de Bill Pohland.

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