Cine: «Cautiva», de Brillante Mendoza

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«Cautiva’ se aproxima en no pocos momentos a la crónica realista que Gabriel García Márquez realizaba en ‘Noticia de un secuestro»

 

cautiva-29-07-13

«Cautiva»
(Brillante Mendoza)

 

 

Texto: JORDI REVERT.

 

 

En la reciente «In another country» (2012) del coreano Hong Sang-soo, Isabelle Huppert se erigía como esa figura transmutable con la que el relato establecía variaciones sobre sí mismo: la turista, la amante, la mujer fascinada por otro paisaje y otras gentes, la expectante de una promesa que imagina cumplida mientras ésta (no) llega. En la película de Sang-soo, los matices de la actriz francesa forjaban la idea de una ficción abriendo sus costuras interiores para mostrar las infinitas (y emocionales) fricciones posibles entre los personajes y el escenario, esa playa fría y solitaria de algún lugar de Corea del Sur.

En «Cautiva», Isabelle Huppert es una misionera que es secuestrada junto a otras personas por unos terroristas filipinos, un hecho inspirado en los secuestros llevados a cabo por el grupo Abu Sayyaf en el año 2001 en el sur del país surasiático. Entre ambas películas, Huppert se postula como ese posible nexo transnacional para un cine personal y de vocación festivalera, un rostro occidental que, desde la África de Claire Denis en «Una mujer en África» (2009) a la Filipinas de Brillante Mendoza se constituye como el lienzo en el que se trazan los sentimientos contemporáneos ante el encuentro y/o choque cultural y la injusticia social. Mendoza, promesa cuyo nombre ya es recurrente en grandes certámenes internacionales —en 2009, el jurado del Festival de Cannes, precisamente presidido por la Huppert, le otorgó el premio al Mejor Director por «Kinatay» (2009)—, pierde sin embargo la oportunidad de prolongar ese diálogo entre la medida, inquieta gestualidad de la actriz y las realidades que recorre. En «Cautiva», el realismo contundente que el director practica la convierte en una mera testigo y prefiere priorizar los hechos y su redundancia antes que las derivas intimistas de las interrelaciones de un grupo de gente bajo presión. No es que Mendoza renuncie a explorar a sus personajes: es que a cada momento que se aventura a hacerlo, estos vuelven rápidamente a sus posiciones iniciales de secuestradores fanáticos y coléricos y rehenes atenazados por el miedo.

En su distancia dramática y en su ánimo descriptivo, «Cautiva» se aproxima en no pocos momentos a la crónica realista que Gabriel García Márquez realizaba en «Noticia de un secuestro». La cámara de Mendoza, empero, se desvía ocasionalmente para posarse sobre un acto depredador en plena naturaleza o asistir a la epifanía de un ave mítica vía el simulacro digital. En esos momentos, la película abre sus puertas a la selva espectral de Apichatpong Weerasethakul y se intuye la posibilidad de una obra menos agarrotada, más libre. Pero no son más que aislados destellos en una cinta saturada por el imperativo de lo real, que nunca llega a resultar formulaica, pero tampoco inspirada.

Anterior entrega de cine: “Colosio: el asesinato”, de Carlos Bolado.

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