Cinco canciones para recordar a The Distillers, fugaz resaca punk rock

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Liderando el resurgimiento del punk rock en Los Ángeles, The Distillers hicieron historia a comienzos de siglo con una carrera breve pero reivindicable. Sara Morales nos cuenta por qué.

 

Selección y texto: SARA MORALES.

 

El anacronismo de su intervención en la escena nunca fue un problema para ellos. Quizá sí para la industria, a la que le costó darles ubicación en un tiempo en que la tendencia musical orbitaba otras lindes y el público demandaba propuestas de calado más transgresor. Lideraron el resurgimiento del punk rock en un tiempo bastante alejado a la condición natural del género, porque, aunque el inicio del milenio fue una etapa de cambios y eclosión, esta atendió más al careo con los avances tecnológicos que al germen subversivo que hizo de los años setenta una de las etapas más interesantes y prolíficas de la historia.

The Distillers nacieron fuera de contexto: era 1998 cuando la cantante y guitarrista Brody Dalle levantó el grupo junto a Kim «Chi» Fuellman (bajista), Rose «Casper» Mazzola (guitarrista) y Matt Young (batería). Pero no fuera de sitio, pues Los Ángeles, ciudad donde desarrollarían su carrera a pesar de los orígenes australianos de su líder, seguía siendo cuna mundial del movimiento punk desde que bandas como Black Fag, Circle Jerks, The Adolescents, Dead Kennedys y Bad Religion obligaran al mundo a mirar hacia la costa oeste un par de décadas atrás.

En su tiempo, Distillers compartieron estrellato californiano con el asentamiento global de bandas como Green Day, Blink-182 o NOFX, y su firma con Hellcat Records, filial del sello independiente Epitaph que unos años antes hizo historia colocando más de once millones de copias del Smash de The Offspring, fue el mejor aval de que su propuesta estaba preparada para encajar bien. Y lo hizo. Su sonido, un revulsivo garajero de gran fuerza motriz en frecuencia femenina y adalid de la distorsión guitarrera, impactó en las listas de aquellos principios del 2000 con la llegada de su álbum debut y homónimo. Pero las idas y venidas de los miembros de la banda, que en un principio había sido concebida para ser integrada solo por mujeres, cambió el rumbo del grupo en varias ocasiones llevándolo a estrenar formación prácticamente en cada disco, a excepción de su alma mater, Brody Dalle, quien siempre se mantuvo a flote alentada por su novio Tim Armstrong, del grupo Rancid y cazatalentos de Hellcat Records.

Aunque en 2002 llegaría su segundo álbum de estudio, Sing sing death house, y solo un año después, el tercero, Coral fang (ya en manos de la discográfica Sire), The Distillers ya habían emprendido la marcha hacia su final. Los nuevos fichajes no terminaron de asentarse y, mientras el grupo hacía aguas, la vida personal de Dalle se venía abajo por el divorcio con Armstrong. Un hecho que nunca debió afectar, pero que sí lo hizo, pues la sombra y la mano de Tim siempre anduvieron planeando sobre los primeros trabajos de la banda desde la propia génesis.

Así, en 2006 y sin haber vuelto a lanzar material inédito desde su tercer disco, The Distillers decían adiós con el aliento de un nuevo proyecto llamado Spinnerette que prolongó la agonía durante tres años más, incapaz de desprenderse del espíritu de la banda matriz. La sombra de un grupo que corrió demasiado y se estrelló pronto, pero dejó a su paso algunos temas memorables. Aquí van cinco de ellos.

 

1. “L.A. girl”, de The Distillers (2000)

Grabado entre diciembre de 1999 y enero de 2000, el álbum homónimo con el que se estrenaron The Distillers confirmó que el punk y el hardcore todavía tenían posibilidades en el siglo XXI. Algunos de sus cortes más rápidos, abrasivos y contundentes, como este “L.A. Girl”, se convirtieron en una pequeña resurrección del fantasma subversivo de los setenta y, aunque no trajeron consigo ningún elemento especialmente innovador, estallaron en un momento en que la escena musical se abría paso en la vanguardia con retazos del pasado. Acertaron.

2. “City of Angels”, de Sing sing death house (2002)

Brody Dalle, líder y voz de The Distillers, también concentró esfuerzos en alumbrar unas letras que ganaron en contundencia emocional con los años. Así lo confirma “City of Angels”, donde describe la noche en la metrópoli con un desgarrador paralelismo con la muerte y sentencias como esta: «Es una ciudad fantasma con rabia por debajo (…). Un espejismo que aparece y nunca termina. Una vez que naces ya no vuelves a ser lo mismo».

Para este segundo álbum, de la banda original solo quedaban la propia Dalle y la guitarrista Casper Mazzola, a las que se sumaron Andy Outbreak a la batería y Ryan Sinn al bajo. Los códigos internos y su forma de expresarlos seguían siendo los mismos.

3. “The hunger”, de Coral fang (2003)

El mantra melódico unido a la potencia gutural de su garganta conformaron el binomio perfecto en el que la cantante y compositora se movió con naturalidad durante toda su carrera. Canciones traicioneras que arrancan en el sosiego de la armonía y estallan en la cara cuando menos los te esperas; te arañan y te arrancan los ojos en busca de la reacción esperada (y desesperada). “The hunger”, de su tercer y último disco, es la composición que mejor refleja quién fue Brody Dalle y quienes fueron los Distillers. Pura vehemencia en pólvora que ha terminado siendo versionada por Eagles of Death Metal, la banda que tocaba en la sala Bataclán de París durante los atentados de 2015.

4. “Drain the blood”, de Coral fang (2003)

Siempre se dijo que Brody Dalle arrastraba las sílabas al gritar/cantar del mismo modo que Tim Armstrong (su compañero sentimental) en Rancid. Y aunque este tema fuera una de las claves en aquella odiosa comparación, lo cierto es que el halo gótico que desprendieron los Distillers poco a nada tenía que ver con el tropicalismo reggae de la banda amiga. “Drain the blood” se impuso en el año 2003 con un grupo más concurrido que nunca gracias a la llegada de una guitarra más (la de Tony Bradley) y dos baterías (las de Andy Granelli y Mike Fazano).

5. “Man vs. Magnet”, sencillo de 2018

Quince años después del último material lanzado por el grupo, este reactivaba su vida digital y lanzaba a través de su página web y sus redes sociales una nueva canción, “Man vs. Magnet”. Una vuelta a la icónica voz de Brody Dalle enredada en el filo de las baterías y la distorsión, pero con pulso algo menos hardcore que el de sus inicios, y asimilada rápidamente como el adelanto de un posible próximo disco. La banda confirmaba en abril de 2019 el ingreso en un estudio, junto al productor Nick Launay (Nick Cave, Arcade Fire…), para empezar a dar vida al que podría ser su cuarto álbum de estudio. Veremos.

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