Chavela Vargas se despidió definitivamente de los escenarios en octubre de 2006 en México DF, dentro de una serie de conciertos que durante un par de temporadas la llevaron por medio mundo diciendo adiós a su público. Dada su edad, el próximo mes cumplirá 88 años, ya no parecía que Chavela tuviera muchas ganas de volver a grabar un nuevo disco, pero aquí está Cupaima, que no sabemos si será su último álbum (en las notas de la discográfica que lo acompañan, se habla de “legado”, y de que “cada canción es como un adiós a este mundo”…), pero sí es, desde luego, uno de los más peculiares grabados por la mejor intérprete de José Alfredo Jiménez y el repertorio clásico de boleros y rancheras. No afirmaremos que “cada canción es un adiós a este mundo”, pero es verdad que, por ejemplo, la nueva versión de “La llorona” resulta a todas luces escalofriante.
De todos modos, lo que hace especial a Cupaima es el tratamiento musical, ya que sólo se han empleado instrumentos mexicanos tradicionales –una idea que Chavela perseguía desde hacía tiempo, pero que hasta ahora no había podido poner en marcha–, lo que permite escuchar a una Chavela Vargas mucho más folclórica (en el buen sentido) que en sus grabaciones de los últimos años, pero manteniendo toda la fuerza demoledora de sus modos interpretativos. Escuchándola cantar uno piensa que Chavela bien podría pasarse los próximos cien años grabando más discos como este.
El álbum incluye, además del CD, un DVD de más de hora y media de duración, con declaraciones y actuaciones de la Gran Chavela.
Cupaima está editado en España por Tropical Music/Karonte.
