Cecilia: El merecido rescate

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«Es un disco de más actualidad que el noventa por ciento de los del mercado y, por si no fuera poco, simplemente emociona»

Pasmados y anonadados estamos todos los que hemos escuchado el álbum ‘Mi muñeca’, que recoge maquetas de la inmensa Cecilia: Es uno de los lanzamientos inexcusables de este año. César Prieto nos introduce en él.

 

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

 

No nos habíamos recuperado aún del supremo placer que supuso escuchar a Cecilia en esas grabaciones inéditas que se rescataron de emisoras de radio (en el disco «Cecilia inédita en concierto»), cuando la milagrosa labor del sello Rama Lama vuelve a lograrlo con un segundo volumen, «Mi muñeca», que en este caso recoge las maquetas que Eva Sobredo grabara como base para que los arreglistas y productores las vistieran. Algunas de ellas están incluso recogidas en un magnetofón casero, un magnetofón casero de los años setenta, imaginen. Y ya antes de recrearme en ellas, mientras separaba con nerviosismo y deseo el celofán del plástico, pensaba yo que alguien había hecho magia desde el pasado, si no se hubiera sobrepuesto completamente a esta percepción una de dolor y rabia porque ninguno de nuestros gerifaltes de la cultura hace absolutamente nada para preservar el pasado musical español, para ordenar un poco el legado y recuperar y editar lo que sea válido de esas canciones que aún deben de quedar en estudios de grabación, directos de salas de conciertos que cierran o de radios. Nada. Tienen que ser coleccionistas o pequeños sellos discográficos los que desenvuelvan este trabajo como parte de su pasión. En este caso, la cuestión era tan fácil como acudir a la familia de Cecilia, que conserva con cariño su legado, y a los estudios Duplimatic, donde Félix Arribas limpió, como mago con sus pócimas, estas grabaciones. No creo que estos pasos cuesten tanto dinero.

De las trece canciones del disco tres y media son inéditas. De estas, ‘Día tras día’ y ‘Cíclope’ son sendos alegatos en contra de la obsesión por el dinero y de la televisión; pero es en las dos restantes en donde podemos dar albricias porque son canciones grandiosas. ‘Donde irán a parar’ es la melodía, la letra y la interpretación más cercana a Aute de su producción, lo que demuestra la especial versatilidad de Cecilia, a veces tirando hacia las Vainica, a veces hacia Serrat como en ‘Lluvía’. ‘Donde irán a parar’ es un telúrico, dolido y a la vez íntimo lamento sobre el amor perdido y solo es inédita en parte. Por el año 1975, Cecilia era novia de Luis Gómez Escolar excomponente de Aguaviva, también en La Charanga del Tío Honorio y de carrera posterior asombrosa, todavía a reivindicar; busquen una lista de media docena de canciones compuestas por él y no darán crédito. Escolar quiso iniciar una carrera como cantautor y publicó un hoy inencontrable disco –y delicioso, cierto es– con el nombre de Simone, ahí Cecilia le prestó el único tema que cedió a otro artista y que es precisamente ‘Donde irán a parar’. Se creía que Cecilia nunca la había grabado. Su interpretación es magistral y ejemplo de que Cecilia sabía crear, con los mínimos elementos ambientes sutiles, de sensibilidad y embrujo.

Y queda la cuarta inédita, ‘Mi muñeca’. Parece ser que se estaba preparando para ser el single del próximo elepé. Se trata de –como tantas otras veces en Cecilia, ‘La primera comunión’ o ‘Cuando yo era pequeña’– de un refugio en el pasado. Uno de los temas dolorosos en ella es el paso del tiempo y aquí recuerda al peluche de trapo de su infancia, y parece su voz más sentida, parece notar muy lejana esta infancia. Tenía veintisiete años.

El resto, son ya canciones conocidas, aunque algunas de ellas difíciles de rastrear, caras B o últimos singles, así sucede con ‘Tú y yo’, el penúltimo y una de mis preferidas; aunque tiende a la canción ligera, su letra –a veces cercana a Miguel Hernández– respira con fuerza. Cecilia siempre fue una gran letrista, atenta a la tradición, pero a la vez soplándole vida. También aparecen las caras B de sus dos últimos singles, ‘Una guerra’ y la otoñal ‘Lluvía’, descartes que otros hubieran querido como singles.

Y ahora vamos a lo esencial. Hay dos de estas canciones, además entre las más reconocidas, en que Cecilia canta de forma diferente el estribillo. Yo no sé una palabra de técnica musical, ignoro completamente la relación entre blancas y negras y no interpreto lo que significa que un compás sea de cuatro por cuatro, así que desconozco lo que puede hacer ahí su voz, pero ‘Andar’ y sobre todo ‘Mi querida España’ son levemente distintas. Sobre todo esta última todavía no es el bolero tropical en que la convirtieron los arreglos y se presenta más calmada. Y la percepción subjetiva es que así son más bonitas. Si no, ¿cómo puede ser que unas canciones que conozco hasta la saciedad me vuelvan a llevar hasta la lágrima? No es una hipérbole paradójica decir que Cecilia cada vez canta mejor.

Por supuesto, el sonido no es todo lo perfecto que hubiera sido si las canciones hubieran pasado por un estudio de grabación, pero el criterio para vestirlas es perfecto. Los artífices han contactado con Julio Seijas, uno de los componentes de Expresión, el grupo del que Cecilia formó parte en sus primeros tiempos de estancia en España. Tenía pues una doble ventaja: había tocado con Cecilia y conocía el sonido de la época, así que ayudó a producir arreglos sencillos y cromáticos, a acariciar apenas las canciones con pinceladas que les dan relieve sin recargarlas. Él sabe cómo han de sonar las canciones. El ejemplo máximo es ‘Mis muñeca’, en la que se van sucediendo, apenas sin sentirlo, acordeón, flauta y piano.

Otro de los descubrimientos del disco son las letras. Al ser versiones primigenias no han pasado todavía por la censura, así que nos encontramos con las letras originales. A veces se añaden estrofas, a veces se suprimen palabras molestas para el régimen; es significativo en ‘Mi querida España’ o en esa dama que tiene deslices ‘en el sexto’, no ‘inconexos’. Todo esto aparece señalado en el cancionero que recoge en el libreto, completado con un jugoso texto –y relleno de anécdotas– de José María de Juana, uno de los periodistas que más y mejor la trató. Todo esto lo convierte en un disco imprescindible. Una de las páginas más activas y respetadas del mundo indie ha visto con extrañeza que la canción más votada por los lectores la última semana es ‘Mi muñeca’. No hay ningún problema. Es un disco de más actualidad que el noventa por ciento de los del mercado y, por si no fuera poco, simplemente emociona.

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