Carlos Ann: Electrónico latir

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«Hablo de inteligencias en otros planetas y otras que están compartiendo cielo con nosotros, del sexo como fuente inmortal, de los seres de luz que nos ayudan y acompañan, de mundos holográficos, de vidas pasadas y de compartir vidas…»

 

Carlos Ann tiene nuevo disco, “Agatsu”. Otro viaje hacia el mundo de un músico único, tan personal como universal. Tras años moviéndose en terrenos orgánicos, Carlos regresa a una electrónica que le permite calidez e intensidad.

 

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

 

Me interesa mucho hablar de cómo empiezas a componer “Agatsu”, porque creo que no tenías pensado escribir un disco.
Sé que va a sonar algo raro lo que voy a decir, pero “Agatsu” se compuso él mismo. Voy a intentar explicarlo de una manera lo más sencilla posible: mi padre falleció el pasado noviembre, estaba muy unido a él, su transformación se realizó con éxito, viví el proceso con naturalidad y hasta con una cierta belleza, pero al cabo de unos pocos días echaba a faltar los actos cotidianos, esas charlas diarias telefónicas, las reuniones, el amor incondicional y un sinfín interminable de cosas. Es lógico cuando una persona querida fallece, se produce como una especie de amputación en el aura. Bien, en vez de pasar el luto de una manera pasiva o atormentada, tuve la necesidad de encerrarme en el estudio de grabación y de ponerme a estudiar síntesis, de estar el mayor tiempo posible en silencio y de meditar durante largas, no me sentía solo, al contrario, más acompañado que nunca. Entonces, empezaron a suceder cosas maravillosas, aparecieron pasajes, texturas, capas, textos, melodías y ellas mismas se colocaban en su lugar, aunque parezca mentira no hice mucho más.

¿A qué te refieres por síntesis?
Al estudio de las diferentes síntesis de ondas, ahora en la actualidad dispongo de algunos conocimientos de cómo crear sonido desde la nada y conseguir lo que busco. Es la primera vez que un disco, en toda su totalidad, viene a buscarme. Normalmente, o al menos bajo mi pequeña experiencia, sucedía de una manera más puntual, en una misma noche podía componer ocho o diez canciones, pero eran estados compulsivos. “Agatsu” ha sido el camino, la calma convertida en alimento, la soledad que nunca ha existido, me he sentido más acompañado que nunca y eso que estaba totalmente solo. Cuando di por finalizado el proceso lo comuniqué a mis compañeros más allegados, nadie sabía que había hecho un disco y tampoco tenía claro si lo debía publicar o debía seguir formando parte de algo tan mágico. Finalmente, y con el permiso concedido de las fuerzas que me ayudaron en “Agatsu”, entré en movimiento y a partir de ahí todo fluyó con naturalidad.

Sé que es complicado, pero el disco acaba de ponerse a la venta y estaría bien que lo definieras de cara a los lectores de EFE EME.
Veo “Agatsu” casi más como una obra visual que como un disco más convencional. Hay canciones, es íntegramente electrónico. Como he comentado anteriormente, todo lo he grabado yo mismo, hay mucha síntesis y capas de arreglos, no está creado desde el estado mental del planeta Tierra. Los temas que abordo no son los comunes y de hecho me cuesta de hablar de ellos, pero debo hacerlo y afrontar esta nueva etapa.

Hablemos de esos temas, pues.
En “Agatsu” hablo de inteligencias en otros planetas y otras que están compartiendo cielo con nosotros, del sexo como fuente inmortal, de los seres de luz que nos ayudan y acompañan, de mundos holográficos –a veces creo tener la sensación de que estamos siendo vividos y que la vida como nosotros pretendemos entenderla no es totalmente real–, de vidas pasadas y de compartir vidas… Ante tal inmensidad conceptual he intentado hacer un álbum “ligerito”.

Decías que para ti el disco es casi una obra visual. El vídeo de ‘Erótika’ es hermoso.
Peinga Rayo tenía una idea bastante clara de la imagen de ‘Erótika’, grabamos en la playa e intentamos representar un paseo por el sol. Aunque no sabíamos cual iba a ser el resultado final quedó tal y como lo tenía visualizado. Ha hecho una obra llena de matices y texturas.

En “Agatsu” vuelves a la electrónica. Y digo que vuelves porque sé que nunca la has dejado de lado, pero en tus últimos discos trabajaste sonidos orgánicos y ahora te zambullir otra vez en la electrónica.
La electrónica es mi hábitat natural, no debo forzar la máquina para nada. De hecho, creo haber encontrado una nueva forma de hacer música y un nuevo lenguaje, con esto no quiero decir que nunca vaya a volver a hacer otro tipo de discos, simplemente intento explicar que ahora mismo me encuentro en un lugar en el que espero quedarme mucho tiempo.

En este nuevo trabajo haces algo interesante, y es que reivindicas el sintetizador como un instrumento capaz de crear riffs bonitos que conducen la canción en lugar de apoyarte en guitarras, por ejemplo.
Soy un enamorado de los sintes y creo que es un instrumento que todavía no se le ha explotado lo suficiente, y además tiene unas posibilidades ilimitadas. Estoy cansado y aburrido de la sobreexplotación guitarrística y de los instrumentos más convencionales, y aún te diré más, de los estilos como el folk y el revival y toda esa nostalgia. Creo que ya es hora de que entre todos afrontemos y disfrutemos de la época en la que vivimos.

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«La locura es difícil de medir por mucho que lo intente la medicina actual. Parece ser que algunos artistas tenemos un pequeñito margen en el que podemos vivir algo más alejados que las demás personas, pero en el fondo, en la actualidad no es así»

 

¿Qué te parecen las bandas y artistas electrónicos que cada vez han ido dando más cabida a las guitarras?
Me parece lógico y necesario. El hombre se ha empeñado en separar y dividir, creo que el reto del ser humano en la música es intentar escuchar y discernir sin llegar a preguntarse la composición del elixir.

Pero entender la composición del elixir ayuda a disfrutarlo más, ¿no?
Creo que se pierde el misterio y además las recetas secretas son más adictivas.

¿Hasta qué punto versa el disco sobre encontrarse a uno mismo?
Creo que los discos han de ser lo máximo de honestos, ya que de una manera u otra reflejan el momento en el que estás viviendo. Un disco ayuda a encontrarte si no huyes de él.

El año pasado editaste un cuidadísimo recopilatorio doble. Pero tengo la sensación de que no lo tomaste como un borrón y cuenta nueva, que aunque suene distinto “Agatsu” es una etapa más en la persona que firmó “El tigre del congrés”.
Para mí es una nueva etapa. Espero, a nivel personal, intentar no volver a caer en los errores del pasado y que eso se vea plasmado en la obra, pero “Agatsu” es el primer disco que hago desde mi segundo nacimiento como hombre, y lo estoy viviendo y sintiendo como si fuera la primera vez.

Me refiero a que el Carlos Ann que firma “El tigre del congrés” y “Agatsu” es uno que no se siente esclavo de la melodía, sino que está más interesado en ideas y conceptos musicales.
Estoy de acuerdo, a veces las melodías nacen libres pero acaban siendo opresoras y carceleras del resto de la canción.

Creo que jamás has vuelto a retomar al Carlos Ann de “Entre lujos y otras miserias” y “Descarado”. No sé, es como si ese hombre hubiera sido destruido y que el que hoy conocemos nació con “La nada”.
Estoy totalmente de acuerdo contigo pero deseo volver de una manera u otra. “Entre lujos y otras miserias” y “Descarado” tienen un componente algo mágico como la inocencia, y a partir de “La nada” todo se oscureció, pero desde hace poco ha entrado un nuevo rayo de luz en mi vida y puedo vislumbrar que es “nueva inocencia”.

“La nada” fue un disco complejo.
Era una época difícil y contradictoria. Los excesos a nivel emocional estaban a la orden del día. Vivía en una montaña rusa y disfrutaba tanto de las subidas como de las bajadas. “La nada” tiene una cierta similitud con “Agatsu”, los dos discos los cree en soledad, la gran diferencia es que con “La nada” experimentaba dolor y con “Agatsu” he sentido mucho amor.

Una vez hablamos del dolor. De lo sabroso que es. Pero… ¿qué hay de la locura? “La nada” y “Bala perdida” son vistazos a la locura.
La locura es difícil de medir por mucho que lo intente la medicina actual. Parece ser que algunos artistas tenemos un pequeñito margen en el que podemos vivir algo más alejados que las demás personas, pero en el fondo, en la actualidad no es así, los mecanismos de control han entrado en el mundo del arte y han inculcado que el artista debe ser como todos, el que está un poco ido está fuera del sistema y de ahí que todo el mundo quiere gustar a todo el mundo y nadie se atreve a dar su propia opinión. Incluso en el periodismo musical se está perdiendo la opinión crítica y con peso, ahora casi todo es “corta y pega y wikipedia” y las tendencias acaban por poseer hasta a la opinión del periodista. Volviendo al tema de antes, sobre si he hecho discos que abordaban la locura es cierto, a nivel experimental me interesaba saber hasta dónde podía llegar y si podía regresar sin ningún efecto colateral. Creo que he regresado sano y salvo a casa, con más preguntas que respuestas, utilizando mucho más el silencio y descubriendo los códigos de las cosas invisibles.

Por el contrario, “Agatsu”, este nuevo disco, es sinónimo de estabilidad.
Es el disco que he hecho con más estabilidad, quizás porque nunca lo busqué. Posee mi realidad y mi verdad, y eso me produce calma y estabilidad.

¿Te sientes feliz contigo mismo?
Me siento a gusto bajo mi piel, y eso ya me parece bastante. No creo que la felicidad deba ser un estado continuado, sino nos convertiría en zombies del bienestar, la felicidad es como si te entregaran un VIP y cada día debieras mostrar la tarjeta para poder estar allí, te sirve para lo que has logrado, pero sirve mucho más hacia donde pretendes llegar. Pero sin duda, estoy disfrutando de uno de los momentos más felices de mi vida, ya que como no espero nada de nada ni de nadie, y no lo digo desde un punto de conformismo, ni de decepción, sino más bien al contrario, desde una visión de belleza corporativa, todo es realmente lo que debe ser y eso hasta me pone mucho.

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