DISCOS
«El ejercicio del dúo es cambiar las canciones para que suenen a la vez clásicas y actuales. Es un homenaje a la vida como músicos»
Cala Vento
Brindis
MONTGRÍ, 2024
Texto: CÉSAR PRIETO.
La historia de Cala Vento es una de esas tantas historias de grupos que llegaron a tener una carrera modélica a partir de unos inicios en los que explotó la casualidad. Joan Delgado y Aleix Turon decidieron, desde las tierras norteñas del Empordà —Figueres y Torroella—aunque su base de trabajo estuviera en la calle Encarnació, de Barcelona, en pleno barrio de Gracia, hacer un dúo de guitarra y batería. Esto fue en octubre de 2014.
Pocos meses después ganaron el concurso Converse Make Noise, y tuvieron a su disposición la oportunidad de trabajar su directo en un equipo liderado por Eric Fuentes, que estuvo en los noventeros The Unfinished Sympathy y actualmente ejerce de productor. El siguiente paso fue grabar un disco en BCore y, a partir de ahí, la carrera de la que les hemos hablado. Una carrera que no solo se basa en ellos. Se basa en el estudio de grabación privado que tienen y en su propio sello discográfico, Montgrí, que toma el nombre del mítico macizo montañoso de su comarca. Tres discos con BCore y dos con su propio sello desvelan letras brillantes, sensibilidad y espíritu juvenil.
Han pasado diez años, y lo han querido celebrar con una gira y un disco de versiones de naturaleza dispar. Las hay de todo tipo, con estéticas diferentes y tratamientos diversos. Fijémonos en las que abren y cierran el disco. El corte número uno es una antigua y hermosísima tonada de Lucio Battisti, “Mi canto libre”, la que abrió la puerta al ejército de cantantes italianos que invadieron los setenta, y el noveno y último “Blueprint”, de Fugazi, a principios de los noventa, ruidosa, como se llevaba en la época. Ellos le dan la misma fuerza y adaptan la letra al castellano, como hacen con la de Lucio Battisti, que discurre con una acústica limpia, con la misma naturalidad de la original y con unos celestiales vientos que la cierran.
En esa escasa decena de canciones conviven, pues, trazos de indie anglosajón, pop español y ambientes italianos. Estos últimos se completan con “Sono innamorato di te”, la única propia, pero con todo el regusto de esos rockeros melódicos transalpinos, a la manera de Vasco Rossi o Luciano Ligabue. Hay una excepción a este planteamiento de estilos: querían incluir una canción iberoamericana y, entre la ingente cantidad de posibilidades, se decantan por “Lento”, de Julieta Venegas. Nunca mejor escogida: habla de los gestos pequeños, de disfrutar la vida de la mejor manera… Ellos hacen una versión más potente y rabiosa, alejándose de la dulzura de la original. Sea como sea, es una grandísima canción.
“A sota aigua”, en catalán, es una versión del “Underwater boy” de Turnstile, una banda de Baltimore, nacida en el hervidero de hardcore de la segunda década de este siglo, para pasar poco a poco, con los años, a abrazar ritmos bailables y desenfadados. Cala Vento convierte la canción en una pequeña sinfonía con voces infantiles y ritmos acerados.
Y en el apartado español, se inician con un buen clásico, la “Insurrección” de El Último de la Fila, que ellos preparan más rockera, con una preciosa guitarra en segundo plano, crescendos locos y pasión. Se les nota emocionados al cantarla. Ese mismo espíritu es el que sostiene “Grita”, de Jarabe de Palo, que versionan mucho más compacta y ruidosa, al igual que “Aixopluc”, de los mallorquines Da Souza, contemporáneos suyos, aunque en este caso las guitarras de la original sí que eran machaconas y metálicas, potencia que se consigue también en la versión.
Quizás la joya del conjunto sea “Pau”, de Els Pets, un retrato generacional de hace veinte años de alguien que es como los demás, que tiene sueños y esperanzas desde la oficina en la que trabaja con un contrato temporal, pero que se apunta a cualquier actividad que pueda mejorar el mundo. Cala Vento dejan pasar los años y le cambian levemente la letra para que ahora pase por un señor de cuarenta.
Ese es el ejercicio del dúo, cambiar las canciones para que suenen a la vez clásicas y actuales. Es un homenaje a la vida como músicos de Aleix y Joan, a los empujes que han tenido para seguir adelante con su pasión, a —simplemente— lo que hace más bello este mundo.
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Anterior crítica de discos: Paradise / Club Paradise, de Purple Disco Machine.