“Boy in a well”, de The Yawpers

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DISCOS

“Parece que harán cosas muy grandes, si es que este álbum no lo es ya”

 

the-yawpers-20-10-17

The Yawpers
“Boy in a well”
BLOODSHOT RECORDS

 

Texto: EDUARDO IZQUIERDO.

 

Cuando tuve la ocasión de entrevistar a The Yawpers, después del lanzamiento de su anterior disco, “American man” (Bloodshot, 2015) me comentaban que “el country te permite un tipo de ira diferente, más profunda. Las fronteras son más amplias y cabe todo: más rabia…”. Curiosamente, ellos siguen con la furia como uno de los elementos diferenciales de su música, en la que también cabe la sensibilidad, pero se alejan en este nuevo trabajo conscientemente de la música country. Definir su primer disco como country era también algo osado. Supongo que al grupo le fue bien, por eso de encajar en algún movimiento, aunque no sé si que te engloben en el americana, ese interminable cajón de sastre, es algo beneficioso. Lo que está claro es que se les queda corto, antes y ahora.

Tras la andrógina voz de Nate Cook, capaz de sonar como el más salvaje de los punks y también como una especie de Lucinda Williams suavizada, se esconden un puñado de canciones que no conocen clasificación de género. Psicodelia (‘Armistice day’), rockabilly (‘A decisión is made’), surf (‘Linen for the orphan’), folk (‘A visitor is welcomed’) o Americana clásico (‘Room with a view’). Todo con cierto aroma a Two Gallants, Flat Duo Jets, The White Stripes o Legendary Shack Shakers, nombres que no puedo evitar que ocupen mi cabeza al escuchar las doce canciones de este disco. Estos últimos tienen mucho que decir, porque estamos ante un trabajo conceptual que narra la historia de un niño arrojado en un pozo tras la Primera Guerra Mundial, lugar en el que crecerá y se hará un hombre. Una historia ilustrada en un comic que acompaña el lanzamiento y del que se ha encargado, lo adivinaron, J.D. Wilkes, líder de los Legendary.

Con todos esos ingredientes, podemos afirmar que lo han conseguido. El disco es bueno, muy bueno, y la producción del Replacement Tommy Stinson funciona de maravilla para un grupo que da protagonismo a las guitarras por encima de cualquier otro instrumento. Parece que harán cosas muy grandes, si es que este álbum no lo es ya.

Anterior crítica de discos: “Agua ardiente”, de Los Espíritus.

 

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