Betunizer: ¡Bailad, bailad, malditos!

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«Cada uno se expresa a su manera, y nosotros intentamos hacer canciones, no catedrales sonoras. La premisa principal es disfrutar nosotros mismos con lo que hacemos»

Tras un debut espectacular, el trío valenciano sube la apuesta con «Boogalizer», un álbum en el que añaden groove a la tensión eléctrica que caracteriza su sonido, sin dejar de lado su particular sentido del humor. Eduardo Guillot los entrevista.

 

 

Texto: EDUARDO GUILLOT.

 

 

Los valencianos Betunizer regresan con ganas de hacer bailar a la gente. Eso sí, a su estilo. Tras su rotundo primer disco, «Quien nace para morir ahorcado nunca morirá ahogado» (2010), llega un segundo álbum, «Boogalizer», con mayor vocación rítmica, que ya han empezado a presentar en directo por España y que, de cara a las fechas estivales, les llevará hasta otros países europeos, como Francia y Alemania.

Habéis vuelto a grabar en pocos días y con Santi García. ¿Es «Boogalizer» un elepé continuista?
Hemos vuelto a grabar en directo, pero de modo muy diferente, con los instrumentos en salas distintas, en vez de estar todos en la misma. El sonido explosivo del primer disco deriva de estar los tres en una habitación, posee más pegada, pero «Boogalizer» tiene mejor acústica, porque los instrumentos no se filtran por el resto de micrófonos. Sigue siendo directo, pero distinto.

¿Fue idea de Santi García?
Sí, nosotros pensamos que íbamos a hacerlo como el primero, pero confiamos en él. Había tenido problemas con el anterior, porque al tocar con el volumen muy alto, sonidos como el del bombo y el del bajo interfieren entre sí, impiden obtener un sonido limpio y dejan poco margen de maniobra en las mezclas.

Aparte de la técnica de grabación, las canciones también parecen marcar diferencias.
El espíritu ha sido distinto. El otro era muy urgente, más punk. Llegamos al estudio con muchas ideas en la cabeza y las volcamos directamente. Tenía más mala uva. Esta vez no queríamos hacer nada enrevesado, sino algo más enfocado hacia el groove, un reflejo de lo bien que lo hemos pasado en el último año y medio. Ha salido de forma natural, sin que lo habláramos previamente. En este disco se nota que nos conocemos más y vamos al grano.

Vuestro sello define la diferencia tildando el primer disco de punk experimental y «Boogalizer» como noise rock. Parece imposible definir lo que hacéis.
No lo sabíamos. Pero es cierto que la gente no sabe muy bien lo que hacemos, aunque está claro que está más cerca del punk que del samba. Hay quien nos encasilla en el math rock, sobre todo en Francia, pero es un género en el que casi no hay canciones, y nosotros huímos de eso.

¿»Boogalizer» es el disco bailable de Betunizer?
Tiene ritmo. Y la gente baila en los conciertos, así que da igual lo que digamos. Antes se empujaban o hacían pogo, y ahora bailan. Pero no hemos desechado ninguna canción porque no tuviera suficiente groove o porque fuera muy punk.

Lo que no ha cambiado es vuestro particular sentido del humor. ¿Tiene el oyente las claves necesarias para entender todos los guiños?
Es imposible, muchos son chascarrillos privados, pero no vamos a dejar de hacerlos por eso. Aunque usamos bromas en los títulos o en alguna frase en la letra de alguna canción, es algo puntual, ya que el 97% de las letras no son bromas privadas, son sugerentes o abstractas, pero todo el mundo puede darles un significado. Se trata de sensaciones muy básicas, aunque siempre habrá quien no conecte con ellas.

¿Sensaciones como la tensión?
Sí, pero sin extremismos. Dillinger Scape Plan son extremos, pero no es nuestro caso. Incluso las estructuras de las canciones son bastante convencionales.

Parece que vuestro patrón de composición se basa más en la dicotomía repetición/ruptura que en el estrofa/estribillo/estrofa. ¿Es así?
Disfrutamos mucho con el material que manejan Hella o Don Caballero, pero sus estructuras pueden ser demasiado complejas, y acaban ahogando la canción. Las nuestras no se diferencian mucho de las que usan Me & The Bees o Nacho Vegas. Son fáciles. Otro tema es el material que usamos, y que los ritmos puedan ser más o menos complicados, pero no se trata de epatar, sino de hacer canciones, aunque cada uno vaya por su lado o entendamos los bloques que configuran la canción de modo diferente, porque no somos una banda pop.

De hecho, lo que sorprende es que sonáis muy fluidos.
Es que hay que saber dónde podar. Hay gente que pone todo lo que se le ocurre en las canciones. A nosotros no nos gusta la paella de «mar i muntanya». ¿Cigalas y conejo? No.

Quizá es una cuestión de educación del oyente, sometido durante tanto tiempo a un sonido estándar que cualquier cosa un poco diferente le parece compleja, extraña o difícil.
Efectivamente. Eso tiene mucho que ver con lo que estamos hablando de los materiales. Cada uno se expresa a su manera, y nosotros intentamos hacer canciones, no catedrales sonoras. La premisa principal es disfrutar nosotros mismos con lo que hacemos. Normalmente, se ve muy rápido si algo funciona o no funciona. Es sencillo.

En el disco hay una canción dedicada al jugador de baloncesto Cedric Ceballos y una foto de Mágico González (Cádiz C.F.). ¿Alguna razón?
En el deporte hay mucha gente con «boogalizer». ¡Ceballos hizo 53 puntos en un partido! Y Mágico González es el único futbolista del que Maradona dijo que estaba a su nivel. Y Maradona no regala los elogios.

¿Entonces se puede definir qué es «boogalizer»?
Tú lo sabes [risas]. Es gente que mola, famosa o anónima.

Hablando de títulos, hay dos que requieren una explicación. El primero, obviamente, es ‘Imagina que matas a Jota’.
En los viajes surgen muchas chorradas, producto de las horas en la furgoneta y la resaca. Camino a Sevilla, pasamos por una autovía y adelantamos a un tipo en una Vespa. Nos acordamos de que Jota [Los Planetas] decía que no se ponía casco porque se despeinaba, y que prefería pagar las multas porque era el único reducto de libertad que le quedaba. El caso es que empezamos a imaginar que el de la Vespa era Jota y que lo atropellábamos. Toda España vendría a Valencia para vengarse. Sería un caos psicológico para el indie. ¡Pobre Nacho Vegas! [risas]

¿Y ‘Espuela de calor’?
Por Radio Futura. Es la canción con más ritmo del disco, y nos referíamos a ella como ‘La escuela de calor’, pero pensamos que no podríamos usar el mismo título y lo cambiamos.

En directo estáis tocando temas nuevos. ¿Pensáis ya en el próximo disco?
Están saliendo canciones y no hay que dejar pasar la oportunidad. Quizá grabemos en octubre y lo saquemos a principios del año que viene.

 

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