“American Pastoral”, de Ewan McGregor

Autor:

CINE

 

“Funciona a la perfección como melodrama familiar, pero instrumentaliza el movimiento político para construir dicho drama, buscando el puro sentimiento y no lo reflexivo”

 

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“American Pastoral”
Ewan McGregor, 2016

 

Texto: ELISA HERNÁNDEZ.

 

“American Pastoral” marca el salto de la actuación a la dirección de Ewan McGregor, que se estrena detrás de las cámaras con esta adaptación de la novela del mismo nombre de Philip Roth. La película cuenta la historia de Seymour “Swede” Levov (interpretado por McGregor en el film), un popular atleta de instituto cuya vida se ve dramáticamente truncada por culpa de la participación de su hija adolescente en el movimiento por los derechos civiles en EE.UU. durante los años sesenta.

 

 

En todo momento está presente la obvia deconstrucción que se quiere hacer del modelo de vida idílico de la Norteamérica de posguerra a través del modo en que las revueltas, la violencia y la actividad política destruyen dicho relato (personificado en la figura de “Swede”). Pero a pesar de este intento de repensar la ruptura generacional que marcó la década de los sesenta, no solo en EE.UU., sino también en el resto del mundo occidental, la película rápidamente pierde el hilo y todo contacto con el contexto sociohistórico en que se inserta para convertirse en una relativamente insípida historia sobre un “padre coraje” que nunca pierde la esperanza a pesar de que todo a su alrededor parece ir en contra suya. Así, la enorme fuerza del alegato político, la reflexión y la revisión histórica de una época cada vez menos idealizada que destila cada página de la novela de Roth se ve aquí subyugada, casi ahogada, por una narración convencional que enfatiza sobre todo lo melodramático y sentimentalista.

En esta misma dirección se ven desaprovechados los varios niveles de narración que el film nos propone. El curioso tropo narrativo de contar la historia del protagonista, ya fallecido, a través de un encuentro casual con el hermano de “Swede”, un recurso estructural que debería servir para enfatizar la idea de reescritura de la historia, de revisión de lo que creemos que ha sucedido y de cómo hemos idealizado el pasado, le añade a la película un prólogo y un epílogo que no solo son innecesarios sino que ofrecen un tono nostálgico que, de nuevo, genera una sensación de pastiche, de mera excusa para construir un relato clásico de reproducción de los mismos valores individualistas y familiares que el propio texto original aborrecía.

“American Pastoral” funciona a la perfección como melodrama familiar, pero instrumentaliza el movimiento político para construir dicho drama, buscando el puro sentimiento y no lo reflexivo, ofreciendo simplemente dos horas de emociones artificiosas y vacías.

Anterior crítica de cine: “El caso Sloane”, de John Madden.

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